En pleno Oeste americano un loco logra inventar una violenta máquina con la que espera conquistar el mundo.
Este regreso del compositor al género del western tras casi treinta años si trabajar en él, constituye una gran decepción: no hay en esta banda sonora rastro alguno de la genialidad de la que tantas veces hizo gala quien engrandeció el cine con eufóricas creaciones. Lo único destacable es el brioso tema central, pero su eficacia queda menguada por una extraña mezcla estilística donde se combinan las ondas Martenot (cuyos sonidos evocadores son los propios de sus películas intimistas) con los ritmos contundentes y sincopados habituales en sus filmes policíacos.