Hoy FIMUCITÉ ha anunciado su programación para la edición de este año y también el establecimiento de tres alianzas que, por lo mucho de positivo que tienen, merecen ser resaltadas. La lista de compositores invitados (Tyler Bates, Jesper Kyd, Joseph LoDuca, Lolita Ritmanis, etc) hace honor a la larga trayectoria del festival y evidencia su condición sobradamente consolidada de ser una de las capitales mundiales de la música de cine. Respecto a las alianzas, cuando estas son entre iguales y tienen buenos propósitos son muy estimables, pero cuando los acuerdos de cooperación se entablan entre quienes son desiguales son además de estimables muy encomiables: FIMUCITÉ, un festival grande, se alía con Sonafilm, un festival pequeño cuyo reconocimiento -nacional e internacional- aún ha de llegar. No siempre el pez grande se come al chico, a veces le ayuda a crecer, lo que muestra generosidad, altura de miras y sobre todo compromiso con la comunidad de la música de cine, en un mundo demasiado dado a levantar barreras y separaciones en lugar de uniones. El festival canario ya colabora desde hace años con el de Cracovia, con resultados beneficiosos para ambos y para la música de cine en general, o con la asociación de compositores españoles Musimagen, pero este acuerdo tiene la particularidad de ser el primero entre festivales españoles y un generoso y encomiable capote que desde Tenerife se lanza al evento alicantino que dirige Javier Gil. A FIMUCITÉ no hay que hacerle presentaciones, pero quizás no sean muchos quienes conozcan Sonafilm. Es un festival que merece todo el apoyo posible: publiqué esta crónica, que permititirá conocer mejor en qué consiste este ilusionante proyecto con mucha y buena proyección de futuro.
Un segundo matrimonio lo es con el Festival Nits de Cinema Oriental de Vic (Barcelona) para su ciclo de proyecciones de películas al aire libre. Y el otro acuerdo de cooperación es el establecido con la International Film Music Critic Association (IFMCA), asociación de la que MundoBSO forma parte desde el comienzo y que actualmente cuenta con las voces y votos míos y de Ignacio Marqués y de Mario Pons. Este acuerdo ha surgido a iniciativa de FIMUCITÉ e implica algo así como si se hubiera escogido la ciudad canaria como sede de una organización mundial muy importante (IFMCA lo es en nuestro ámbito) y, por tanto, prestigia aún más al festival, pero también IFMCA se prestigia más teniendo el festival como lugar de élite donde poder vehicular algunas de sus actividades.
Si las alianzas son en positivo, constructivas y amistosas, entonces no hay peligro porque todos saldrán ganando: los festivales, las asociaciones, la afición y la propia música de cine. Es lo que debería ser normal y que estas nuevas cooperaciones normalizan e invitan a ser ampliadas. FIMUCITÉ da un paso adelante y demuestra no ser un festival anquilosado sino en constante perfeccionamiento. Sonafilm tiene mucho trayecto que recorrer aún y ha de mejorar su marca pero va en el camino idóneo para conseguirlo, e IFMCA ya es un referente mundial con sus premios y por el prestigio de varios de sus miembros, pero esta asociación de críticos de música de cine debe reestructurar su lista de miembros para incorporar voces y firmas activas que están sumando y dar de baja a quienes, por llevar tiempo sin publicar críticas, nada suman ya.
FIMUCITÉ 17, el próximo mes de julio, será un lugar para celebrar la unión entre amistades que no son como las de Pierre Choderlos de Laclos, sino muy amistosas. Lo viviremos y lo explicaremos.