Las ediciones de bandas sonoras, que sacan la música del filme y la ofrecen en lo que se llama la escucha aislada, son una bendición para compositores y oyentes pero pueden resultar una maldición para las películas, especialmente cuando se hacen servir como guía para interpretar lo que hace la música o por supuesto si son la base que se hace servir para interpretarla y sobre todo explicarla. Hay varias razones que desaconsejan fiarse de lo que hay en un CD o editado en digital: una de ellas es si no está toda la música, especialmente las variaciones o repeticiones de un mismo tema que puede resultar reiterativas en un CD pero esenciales en la dramaturgia o narración musical en el filme. Otras razones son la ausencia de la interacción con diálogos, sonido, imágenes, montaje, interpretaciones o hasta el color de la fotografía. También el orden, que en un CD puede ser desorden si la disposición de los temas no se corresponde a lo que sucede en el filme.
Todas estas razones son suficientes para insistir en lo importante que es el contexto, y lo mandatorio que es ver la película y ver -no solo escuchar- lo que hace la música en ella. Pero todas las razones que he expuesto son subsanables en cuanto se ve la película y se encuentra la música en su totalidad, sus reiteraciones, sus interacciones y su orden. Lo que es mucho más complicado de subsanar y lo que más perjudica por generar gran confusión son los títulos arbitrarios que se ponen a los temas o cortes que conforman la edición y que no se corresponden a lo que esa música representa en realidad. No conozco a un solo compositor o persona responsable de titular que no haya cometido este error que perjudica innecesariamente a la película.
El (mal) llamado tema Falls de The Mission (86) no tiene absolutamente nada que ver con las cascadas de la película sino con la misión que se transforma en el paraíso, tal y como mostré en el vídeo de Lecciones correspondiente. ¿Por qué ni uno solo de los cortes de la banda sonora de Gladiator (00) lleva el clarificador título de Commodus, si es el tema del emperador? ¿No ayudaría eso a meter a la audiencia en la película y hacer más claro el significado de la música? Tampoco en ninguna parte de la banda sonora de Up (09) sale el nombre de Charles, cuyo tema musical -también lo mostré y demostré en vídeo- es capital para comprender el conjunto de la dinámica narrativa del filme. Y en The Fabelmans (22) el tema The Fabelmans no es de la familia sino de Mitzi Fabelman, mientras que el corte Mother and Son -una variación de The Fabelmans- ni tan solo aparece en la escena de la madre e hijo sino en créditos finales. Son cuatro de muchísimos ejemplos más.
Todo esto es innecesario, genera confusión y malinterpretaciones. Yo mismo, que por todas estas razones prefiero encontrarme con la música en la película, cometí el error de escuchar la música de Williams antes, era demasiado irresistible, y daba por hecho que el tema iba a hablar de una unidad familiar... pero no es lo que encontré, como el vídeo que hemos hecho demuestra. ¿Cuánta gente creerá que ese tema expresa la unión familiar o que Falls la belleza de las cataratas de Iguazú y por ello no entenderá lo que realmente están contando? Por supuesto hay incontables títulos de cortes de bandas sonoras que son atinados, acertados, que sintetizan la escena o lo que sucede en ella y que contextúan y ayudan. Pero no me explico que frente a lo que debería ser evidente para ayudar a la audiencia a entender la música en la película se sea indiferente y se genere confusión y perjuicio involuntario a la propia película. Los compositores y compositoras -sean Williams o sea quien acaba de comenzar- tienen mucha parte de la culpa.