Crónica de Mario Pons Sansegundo
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John Powell, quién de acuerdo a espectadores que estuvieron presentes en Úbeda cuando el compositor asistió, ha mejorado considerablemente su actitud, ahora mucho más abierta y agradable, ofreció un coloquio muy interesante plagado de situaciones divertidas e incluso con algo de humor ácido. Isabel Vázquez estuvo mucho más correcta aunque pecó de una aproximación menos completa de sus obras de animación y se centró muchísimo más en películas de acción real. Tras contar cómo accedió al mundo de la música de Hollywood con Hans Zimmer en Remote Control Productions y una divertida anécdota de cómo su primer trabajo fue escribir para una revista durante dos semanas pero que más adelante le dijeron -y él sabía- que era extremadamente malo, explicó sus primeros trabajos en Antz (98) y Face/Off (97) Indicó que prefiere componer para animación y también se aventuró a confesar que lloraba con el comienzo de Bambi (42), dejando claro que no era con la muerte de la madre del cervatillo
sinó con la música del inicio. También mostró su decepción al no haber trabajado aún con Pixar, donde cree que no lo solicitan porque ya ha estado en casi todos los estudios de animación. Esto le llevó a bromear y pedir que no tradujéramos lo que había dicho porque todos pensarían que Pixar había dicho de él que era una slut, lo que provocó las carcajadas de toda la sala. Se habló de Happy Feet (06), Shrek (01), cuya obra es más de Harry Gregson-Williams, una película que no pensó que llegaría al éxito, al contrario que con Solo: A Star Wars Story (18), bromeando con su decepción. También habló de la mala idea de remakes como The Italian Job (03) y Alfie (04), lo que extendió a la nueva película de la saga galáctica.
Sobre Solo: A Star Wars Story se habló de la influencia de John Williams y de cómo el hecho que él participara fue el detonante para que Powell accediera a componer la música, completando la explicación con elogios para el maestro. La saga de Jason Bourne, Jumper (07) o Fair Game (10) fueron otros de
los trabajos que comentó. A pesar de algunos fallos como por ejemplo explicar demasiadas cosas de United 93 (96) totalmente irrelevantes, o no preguntar nada casi sobre animación o sus planes para How to Train your Dragon 3, la presentadora estuvo bastante correcta.
Víctor Reyes y Rodrigo Cortés fueron los más divertidos y protagonizaron uno de los encuentros más amenos. La sala seguía llena tras marcharse John Powell, aunque quizá no tan completa como en el encuentro anterior. Ambos comenzaron explicando cómo se conocieron: vivieron uno encima del otro durante tres años. Musicalmente, Cortés parecía muy interesado por la música clásica y las bandas sonoras en general, nombrando a maestros como Elmer Bernstein, Max Steiner o Jerry Goldsmith. Hablaron de la complejidad de la composición de Buried (10) y también indicaron cómo los espectadores de la película parecían tener imágenes reales de lugares externos al ataúd donde está encerrado el protagonista gracias a la música. Por supuesto, tampoco faltó un poco de promoción para su próximo proyecto Blackwood. Fueron muy divertidos y se comportaron estupendamente con el público del coloquio, con un ácido Cortés llamando enfermos a los fanáticos de toda la música completa en las ediciones discográficas de las
bandas sonoras.
Los dos eventos ubicados en el Hotel AC Málaga, durante la tarde, fueron más especiales aunque demasiado cortos y un poco más distendidos. El problema fue la localización, la zona de la biblioteca del Hotel, cercana al salón principal de la primera planta, llena de futboleros bebiendo y celebrando los goles que se daban en el partido del Mundial que retransmitían en aquel momento. Dan Goldwasser, de La-La Land Records, dio información para adquirir y escuchar el Réquiem Prusiano de John Powell y José María Benítez, de Quartet Records, presentó la edición discográfica del concierto de Michael Kamen del primer MOSMA, de 2016. La segunda actividad fue la presentación del libro La Música de Basil Poledouris (ediciones Rosetta), de Sergio Hardasmal. Apenas acudió gente a estos encuentros, tan solo unas 25-30 personas, pero eso también hizo que todo fuera mucho más íntimo y especial.
Ya resumió Ignacio Marqués cómo fue la primera edición de MOSMA, con un éxito considerable y explicó hasta el más mínimo detalle cómo fue la segunda edición, cuyo éxito fue espectacular. Sin embargo, el último concierto del anterior festival, que agotó entradas, fue en el teatro Echegaray, que tiene unas 300 localidades aproximadamente. Esta edición no contó con el aforo completo del Teatro Cervantes de Málaga pero sí lo llenó en, al menos, un 75% (considerando que este teatro tiene 1104 localidades exactamente, se habían vendido unas 800 entradas aproximadamente), por lo que éste es uno de los conciertos con más público y éxito de las tres ediciones. La orquesta encargada de dar a luz musical de esta última actividad fue la Orquesta Filarmónica de Málaga, junto al Coro Ziryab (ya habitual en esta y anteriores ediciones) Para comenzar el concierto, Rodrigo Cortés presentó, explicando en qué se había basado Víctor Reyes para crear la banda sonora de su próxima película, que tuvo una suite de casi 20 minutos, que en momentos se hizo larga y excesivamente sombría y cargante pero que daba a entender al público que en la película, esta partitura tendría un papel fundamental. Después de la suite de Blackwood por Reyes, Óscar Senen tomó la batuta para un compendio de temas de Christophe Beck (quién no dirigió, en un cambio de última hora, hasta la pieza final de We Are the Marshalls declarando en broma que las otras piezas eran difíciles y por eso se las había encargado a otro director de orquesta. Las magníficas piezas Under the Tuscan Sun (03), el corto tema de Edge of Tomorrow (14), las divertidas dos piezas de Frozen (13) y el tema principal de Ant-Man (15) sonaron de maravilla, con un par de fallos solo en la sección de vientos que fueron, de todas maneras, casi imperceptibles. Para finalizar la primera parte del concierto de clausura, Taro Iwashiro tomó la batuta para dirigir maravillosas piezas: una de las que mejores sonaron del concierto, con unos niveles de épica y grandilocuencia bestiales, fue Chi Bi (08) Iwashiro dedicó unas palabras preciosas para la ciudad de Málaga y sus habitantes y casi suplicó que se le volviera a invitar.
Tras el descanso, la segunda parte del concierto estuvo dedicada a música de John Powell, que su asistente, arreglista y orquestador Batu Sener, había hecho para el concierto. Arturo Díez Boscovich dirigió toda la segunda parte con unas brillantes Suites para X-Men 3: The Last Stand (06), el tema de amor de Solo: A Star Wars Story, una divertidísima Suite de Ferdinand (17), otra de How to Train your Dragon 2 (14), que curiosamente fue la peor de todas en cuanto a elección de temas, y una épica Suite para Pan (15) No fue hasta finalizar el concierto que Boscovich descubrió al público que habían preparado una pieza especial como bis: el tema Building the Crate de Chicken Run (00) usando la misma instrumentación y con ayuda del coro. Sonó espectacular, un gran clímax final, lo mejor del concierto. Al acabar, Powell recibió el galardón del festival y subieron todos los compositores participantes en el concierto para recibir una multitudinaria ovación y finalizar, con un éxito tremendo, el festival.
La tercera edición de MOSMA consigue cerrar con una impecable presentación, una enorme família formada entre el público, una programación variada y muy interesante, con muy pocos errores y muchísimos aciertos. Pese a su variedad en los invitados, solo ha faltado quizás un compositor de videojuegos. Espero que esta diversidad siga dándose en los siguientes festivales y podamos disfrutar de compositores que nos regalan magnífica música de cine, TV y videojuegos.
Quiero agradecer los muchos y tan buenos detalles que tuvieron conmigo el coordinador de MOSMA David Doncel y David Sáiz, a quienes muestro mi eterno agradecimiento por lo que han hecho por mí durante este festival. Dar las gracias también a Gorka Oteiza, de SoundTrackFest, por su ayuda y compañía. Mis gracias a veteranos en estos festivales como Jaume Piquet, Asier Senarriaga, Jose F Muela, Jesús Acevedo, Sergio Hardasmal u Óscar Salazar, y a nuevos compañeros como Telva María Pardo, Alberto Elías, Ana Linares o Antón Smit de StreamingSoundtracks (y muchos más...) Sin ellos, muchas de las actividades explicadas no hubieran sido vividas con la misma intensidad. Y por supuesto, agradecer a Conrado Xalabarder e Ignacio Marqués, creador y colaborador de MundoBSO por la oportunidad de experimentar este festival de una manera especial y poder compartirla con todos vosotros y vosotras en la web.
Hasta el próximo MOSMA!
Editorial: El gran triunfo de MOSMA