El trono del zar Ivan IV (1530-1584) peligra, a pesar de las numerosas campañas que ha realizado. Se dirige a su pueblo, esperanzado de obtener su apoyo.
Imponente y suntuosa partitura, en la mejor tradición de los sinfonista rusos en general y del compositor en particular, con poderosas melodías que ocasionalmente son aderezadas por coros, y que en su conjunto otorgan un carácter siniestro y lúgubre a la figura del protagonista, con momentos de auténtico esplendor y grandeza.
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