Partitura sinfónica, obra cumbre de su compositor en Hollywood, en la que, lejos de dramatizar más la película, tendió a ensalzar la dignidad de los protagonistas en sus afanes por recuperar sus vidas. Parte de una suntuosa y radiante obertura y se desarrolla posteriormente con melodías cálidas y sentidas, muy emotivas, en las que va aflorando un espíritu claramente optimista, hasta llegar a su cierre final, un bellísimo himno a la esperanza.