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EL COMPOSITOR J.A. BAYONA

07/10/2016 | Por: Conrado Xalabarder

Hoy se estrena en España la tercera película de J.A. Bayona, A Monster Calls, un filme bello, intenso, elegante pero también contenido y austero, que habla entre otras cosas del miedo a perder lo más amado y la necesidad de encontrar el camino hacia la aceptación. De la película en sí, de su significación y sus cualidades cada uno se formará sus propias opiniones, que de eso se trata. No es este un editorial que quiera dedicarse a hacer una crítica o análisis del filme sino a destacar la importante labor que, como cineasta, hace Bayona en favor de la música de cine. Es sabido que es un gran aficionado a las bandas sonoras, como hombre que ama tanto el cine, pero la labor a la que me refiero la hace, ante todo, poniéndola en práctica. Con sus películas.

El orfanato (2007) sigue siendo en muchos sentidos una lección de cine, especialmente de construcción narrativa desde la música. Un guion musical que evidencia que la música no es un mero acompañamiento de la película, sino que en sí misma es la película. Y que no se constituye solo de emociones, sino muy particularmente de razones, que si son comprendidas por el espectador sublima la película a puntos que serían inalcanzables contando solo con el guion literario. En este filme, por citar un solo ejemplo, se destaca el poético final donde un cambio de música marca el tránsito del este no es mi sitio al ahora este sitio es mío, en una elevación poética y metafórica que allá donde la muestro -en conferencias o Universidades, en España o en América- levanta admiraciones bien merecidas.

Las veces que he tenido ocasión de hablar personalmente con el director -en los festivales de Úbeda y Córdoba- me repetía una constante, con respecto a lo buscaba y encontraba en Fernando Velázquez: él entiende lo que es la película, lo que busca la película, lo que cuenta la película. No son palabras literales, pero sí ideas resumidas de quien busca la suma, la integración, el total. No solo con la música, también con el sonido, montaje, fotografía... una considerable diferencia con respecto a aquél director (no diré su nombre) que a la tercera pregunta que le hice sobre el uso de la música en su película -que es lo que me interesa- me respondió ¿pero no me vas a preguntar por mi película? para rematar(me) con estas cosas pregúntaselas mejor al compositor.

No voy a generalizar ni a decir que todos los directores tienen la parte musical descuidada cuando no directamente olvidada, pero no son pocos los que no saben qué hacer con la música en sus películas, más allá del mero relleno, parcheo, sobresaturación, empapelamiento o viaje gondolero que tantas veces he denunciado en mis críticas en MundoBSO. Por cierto, alguna de ellas en películas con música de Velázquez, lo que abre la duda sobre el grado de responsabilidad del compositor. Lo planteé -no sé si llegué a resolver- en ¿A quién culpar?, artículo al que me remito.

Es probable que Bayona sufriera alguna presión por parte de Telecinco en la producción o postproducción de Lo imposible (2012), y que se forzara algo el empleo de la música para llevarla al límite y, como comenté en mi crítica:

"El uso demasiado frecuente de este tema principal (por muchas transformaciones que tenga) puede acabar saturando y, lo que es peor (porque estamos hablando de una melodía realmente hermosa) convirtiendo una música de concepto en azúcar, que al espectador -por su uso excesivo- le acabe gustando tanto que deje de entender lo que está explicando, que es infinitamente más importante (...) A veces estas decisiones no las toma ni el director, sino que vienen impuestas desde arriba, de gentes más interesadas en lo de gustar (y hacer taquilla) que en lo de explicar".

Es probable que sufriera ese tipo de presiones -normales en la industria- o quizá fuera voluntad propia. Lo cierto es que Carlos Boyero llegó a decir: Es una película que en un momento determinado los sentimientos empiezan a estar subrayados por la música hasta extremos insoportables. Yo no sé si con eso piensan que van a tener más taquilla, que el público va a llorar mucho más. Igual tienen razón pero estropea en gran parte la película (video). Creo que Boyero no estuvo del todo desacertado, y de hecho es muy coincidente con lo que yo escribí, pero también creo que el prestigioso critico no entendió lo que es la película, lo que busca la película, lo que cuenta la película desde la música.

En la escena del reencuentro Bayona decidió no poner música, lo que explica la inteligencia y determinación del director, pues convierte a esa escena fundamental en un acto íntimo, donde el espectador es intruso involuntario en un lugar donde por pudor y respeto no debería estar presente, escribí. Pues bien, las escenas más dramáticas de A Monster Calls, y son unas cuantas, no llevan música. Y son escenas absolutamente importantes en lo narrativo. Pero están sin música. Si fuera cierto que Bayona debió contentar a los ejecutivos poniendo en Lo imposible más música de la necesaria, aquí se demuestra que ha impuesto claramente su autoridad como cineasta, en su caso mucho más inteligente que la de tantos ejecutivos que creen tienen opinión válida sobre el uso de la música, pesadilla para tantos compositores. Sobre esta decisión de no poner música he escrito que el hecho de no emplear música en estas secuencias les da un tono muy íntimo que evita lo melodramático -la película es exquisita en este sentido- y también evita la confusión sobre el tema principal y el abrir nuevos frentes que generarían saturación musical.

Pero sobre Un monstruo llama Carlos Boyero ha escrito:

"Y estoy dispuesto a compartir su angustia (del niño del filme) a condición de no sentirme manipulado, de que la música no me agobie intentando subrayar los sentimientos (...) existe una barrera que me distancia, me agota el abuso del piano acompañando a secuencias que pretenden continuamente ser intensas". (fuente)

Discrepo con la apreciación de Boyero: como una crisálida buscando ser mariposa, atrapado dentro del pequeño protagonista, el tema principal intenta buscar el camino para poder eclosionar. Es la música de la conciliación y de la aceptación, concretiza una necesidad que es explicativa, que es emotiva y que sobre todo es implicativa para el espectador, pero siempre en un ámbito muy íntimo, muy personal. Y es por esa razón por la que las otras músicas que no son el tema principal o las del entorno de fantasía, esas aparentemente sentimentales, son las músicas de la confusión, de la incerteza, de la inseguridad, son músicas que expresan que hay algo que quiere salir desde dentro del muchacho, y por eso no se resuelven.

Invito a Boyero y a cualquiera que vea la película que intente ver qué es lo que está diciendo el protagonista cuando se expresa también a través de la música, y entenderá qué es lo que está explicando Bayona desde otra perspectiva que, pudiendo parecer inusual, es del todo cotidiana en quien entiende que la música de cine es más que emoción. Es construcción y es narración. Y por eso J.A. Bayona es también el creador del guion musical del filme, que integra tan bien en el resto de la película. Y es compositor, autor de una crisálida transformada en mariposa por el muy buen hacer de Fernando Velázquez. Lleva tres películas haciéndolo así y es lo que hace que sea tan interesante entrar en sus mundos.

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