La primera edición del Festival de música de cine MOSMA (Movie Score Málaga) ha cerrado con un resultado global muy satisfactorio que parece asegurar su continuidad. Su organización ha sido notable y su programa de actividades ha satisfecho las expectativas. Por encima de todo, los cuatro conciertos de pago -el plato fuerte- han sido un éxito. La organización estima que el festival puede haber convocado a unas seis mil personas, cifra que a pregunta nuestra lo justifican así: "Las cifras salen de sumar todas las entradas de los conciertos, encuentros, cafés, entrega de premios... y sobre todo de los conciertos gratuitos en las calles".
Son cifras que auque sean ciertas (no lo cuestionamos) no son muy realistas, pues la clave para medir la convocatoria no deberían ser las actividades gratuitas en la calle, donde en verano apetece a mucha gente, independientemente incluso del tipo de concierto que se ofrezca. Lo determinante es el número de personas que hayan acudido a los epicentros del festival: los conciertos de pago y charlas. Lo que no sea resaltar eso, tiene algo de artificio y de voluntad de hinchar resultados: supongamos que nadie hubiera acudido a las charlas y que los conciertos no se vendieran ni al 10%, pero que las actividades callejeras gratuitas hubieran tenido mucha gente. ¿Podría ser calificado de éxito el festival?
Y sin embargo, aunque las cifras relevantes se rebajarían a poco más de la mitad, MOSMA solo puede calificarse de éxito: el aforo del Teatro Cervantes -tres conciertos- es de 1.100 localidades y el del Teatro Echegaray -concierto de Sean Callery- es de 300 butacas. Este y dos de los tres conciertos del Cervantes llenaron o casi llenaron (2.500 personas), mientras que el de Kamen ocupó alrededor de un 70% (600-700 personas). Las charlas sin embargo no superaron la cifra de una cincuentena de personas (50). La suma del total rondaría unas 3.200-3.300 personas. Una cifra que es brillante.
Esto en cuanto a convocatoria relevante de MOSMA. En lo que concierne a la organización, puntualidad, deferencia con invitados y asistentes ha sido buena. Los compositores asistentes, un lujo; los conciertos, estupendos. ¿Qué más se puede pedir?. Pues probablemente una sola cosa: que se repita. Porque aunque el concierto de Kamen no haya llenado -lo que era esperable, pues por desgracia casi nadie sabe quién es Michael Kamen-, su sola realización ha sido un éxito, una apuesta valiente por programar calidad. Que el teatro no haya llenado no debe desanimar a seguir ofertando conciertos de este tipo.
Lo negativo han sido los premios Jerry Goldsmith, que han cambiado de rumbo y desvirtuado el espíritu de tantos años y que tanto contribuyó a prestigiarlos. Por alguna extraña razón BsoSpirit los anunció faltando claramente a la verdad: "Otro reto ha sido revisar las bases de los Premios Jerry Goldsmith. Había compositores que, a pesar de ya no ser jóvenes en edad, sí lo eran en espíritu, y se veían imposibilitados a participar en estos premios a razón de una bases que limitaba la participación a una determinada edad". Esta afirmación es absolutamente falsa. Al menos en los últimos siete u ocho años -yo estuve al frente de su organización- ningún compositor vio imposibilitada su participación por razones de edad, y de hecho cada año fue finalista algún compositor que, de ser cierta esa afirmación, no habría podido participar, como es facilísimamente comprobable. Si se me permite, la actual condición para participar (todos aquellos que se sientan jóvenes de espíritu y no solamente jóvenes de edad) es una cursilada y horterada monumental, que resta seriedad a los premios. Por otra parte, con las extensas -y consolidadas- carreras de Neal Acree (premio Jerry Goldsmith), Frank Ilfman (largo) o Alan Williams (documental) no parece que se esté apoyando a compositores noveles o no reconocidos. BsoSpirit es naturalmente libre de darles el rumbo que quiera, incluso utilizarlos para sus propios intereses y elegir directamente a los ganadores (la apariencia es que ha sido así), pero los JG de antes eran ilusión y de seguir así se evidenciará que en estos premios los compositores noveles son para contentarlos con la pedrea y para hacer de figurantes en las categorías donde compitan profesionales asentados: Alan Williams, sin ir más lejos, acumula casi cien títulos en su haber.
La asistencia a las charlas de los compositores no superó las 40 o 50 personas, y buena parte de estas fue gente venida de otras ciudades del país, aficionados que se desplazan a estos eventos. Descontándolos del cómputo quedaría que de los 6.000 celebrados por MOSMA apenas de 10 a 20 malagueños llegaron a presenciar las charlas y encuentros de los compositores. La cifra es escandalosamente ridícula. Pero ni MOSMA ni nadie de la organización debe cargar con la culpa, puesto que no es un problema de organización (pasa en Tenerife, pasó en Córdoba, pasa en muchos otros sitios) sino de enfoque y de hacer ver a la gente cinéfila que la música de cine es cine, no solo la pasión de unos coleccionistas de discos, lo que tiende a apartar a mucha otra gente y a desinteresarla. Pero lo cierto es que Brian De Palma llenaría a reventar de gente queriendo escucharle, pero Pino Donaggio, que también es Brian De Palma, casi no tuvo audiencia... ¿qué falla?. Creo que hay mucho que hablar sobre esto, porque la culpa la tenemos todos, y la solución está en todos nosotros, pero esto es inadmisible. No puede ser que nos contentemos porque llenamos un concierto que se llenaría igual si fuera de valses... el 80% del público asistente repetiría. Pero: ¿la gente quiere ir a escuchar la música de Federico Jusid y nadie está interesado en escuchar lo que tenga que decir Jusid??? Algo falla. Algo importante falla para que el compositor de cine llene auditorios pero vacíe salas de charlas. Aparentemente hasta MOSMA confió poco en el potencial de convocatoria pues preparó una sala bien pequeña para las charlas. No es objetivo de este editorial dar con la relación de las causas y posibles soluciones pero sí será una materia que abordaremos en editoriales y ágoras. Porque el objetivo -nos necesitamos todos para ello- es que si se anuncia la llegada de Pino Donaggio se formen colas en la calle para escucharlo. Sería lo absolutamente normal.
Será bueno que MOSMA disfrute de los 6.000 pero se esfuerce por lograr aumentar la cifra de no más de 20 malagueños que entraron en esas charlas. Son los dos extremos de una misma balanza y será bueno que busque encontrar el equilibrio.