Un adolescente mexicano encuentra un escarabajo alienígena que le otorga una armadura con superpoderes.
A pesar de tratarse de una película dinámica y simpáticamente insolente en su mordacidad, la música es una trivialidad que por rutinaria y carente de personalidad resta a la película precisamente insolencia, humor y mordacidad. La banda sonora, que a ratos parece una extraña fusión entre Brian Tyler y Daniel Pemberton pero sin llegar al nivel de ninguno de los dos, se limita a cumplir con lo esperado pero no aporta ninguna profundidad, ni eleva al terreno de la música nada que no esté ya evidenciado en el resto del filme. Es otra de las bandas sonoras rutinarias, monótonas, vacías, y en este caso desangeladas y aburridas en las que la música entendida como tal parece ser un problema y no es vista como ayuda y solución.