Nueva versión del relato de Robinson Crusoe, quien tras naufragar se ve solo en una isla y debe sobrevivir durante años.
Bellísima y sentida partitura con la que el compositor retrata la hermosura y fascinación de los paisajes ambientales, pero también destaca la apacible soledad del protagonista, especialmente con el empleo de un violoncello solista insertado en melodías de delicada finura.