Obra no cinematográfica en dos suites en la que el compositor se inspira en la obra del célebre arquitecto para trasladar las formas estructurales también a la música. Sigue un patrón clásico, que evoca a autores como Vaughan-Williams, Easdale o incluso Rodney Bennett, aunque son solo referencias, pues es una creación radical y personal, pura y exquisita en su colorido y armonías. Una pena que no haya sido hecha para una película.