Una misión espacial que regresa de investigar el cometa Halley lleva consigo, sin saberlo, una malévola raza de vampiros que convierte a la población londinense en zombies.
La banda sonora del filme se asignó a Henry Mancini, autor de una creación sinfónica espectacular. Sin embargo, a causa de remontajes poco antes del estreno, se necesitó más música, que el compositor no pudo asumir por estar involucrado en otros proyectos. Entre otras escenas que necesitaban música, toda la obertura del filme. Michael Kamen se hizo cargo de esa escena y de secuencias adicionales, llegando a grabar más de 75 minutos de música, una gran obertura sinfónica y elaborada música electrónica para el resto. Kamen logró integrar su música en armonía con la de Mancini y creó, pese a su casi anonimato, una de sus obras más significativas en el género.