En 1876 un orfanato es destruido por las bombas y una niña es rescatada por una misteriosa mujer que la salva. La pequeña no tardará en descubrir que esa mujer le ha dado la vida eterna a cambio de su compañía, obligándola a vivir en la oscuridad de la noche. La pequeña tendrá que enfrentarse al doloroso paso del tiempo encerrada en su cuerpo de niña, hasta conocer a un hombre humilde que le acogerá como si de su propia hija se tratase y que la ayudará en el sueño de recuperar su vida arrebatada.
Esta no es una película de terror sino una fábula sobre una niña condenada a la vida eterna como vampira que gracias a la bondad de un hombre encuentra el camino hacia su salvación, una vía hacia la luz en su mundo que para ella parece condenado a ser de oscuridad y tinieblas. La música de Pascal Gaigne está en esas oscuridades y tinieblas pero también -gracias a su maravilloso tema principal- en la radiante luz que hay dentro de la niña y en el aura que genera. Este tema principal representa y expande la vida que aún late en su muerte e impone a la niña allá donde solo parece estar la vampiro.
El filme sin música sería más de sugerencias que de evidencias, pero la música se ocupa de mostrar aquello que solo es sugerido, convirtiéndose así en parte fundamental del total de una película en la que se imbrica dramatúrgica y narrativamente. El ritmo reposado, la contenida y elegante tristeza y la atmósfera de magia y ensueño con los que se significa en el filme vienen en buena medida determinados por esta elegante, refinada y muy bella creación del compositor que recuerda, por sus pretensiones tan acertadamente conseguidas, algunas de las obras de James Newton Howard en el cine de Shyamalan, en particular en lo que se refiere al contraste (aquí brutal) entre las músicas para lo sombrío, lo hostil y lo turbio, por un lado, y el tema principal por el otro, que es absolutamente opuesto y que ayuda determinantemente a negar la muerte, a aportar luz en las tinieblas y a mantener en vida a una niña cuyo anhelo es dejar de ser una vampira para volver a ser una niña. Gracias especialmente a la música esta no es una película de terror sino una fábula hermosa y triste sobre la salvación y el amor incondicional de quienes han ayudado a conseguirla.