Una de las películas más esperadas a nivel mundial es española y supone la cima más alta en la carrera en el cine de Federico Jusid, asociado ya a una filmografía breve pero mítica: la de Víctor Erice. A sus 82 años, el director vasco estrena película nada menos que 31 años tras su anterior: según Sight & Sound bate con diferencia el récord de espera entre largometrajes del sueco Roy Andersson (25 años), de Alejandro Jodorowsky (23) o de George Lucas (22), entre otros. La nueva película de Erice, cineasta de prestigio internacional, no será una más sino única, como sucede con Terrence Malick, y todo lo que haya en ella, también la música, será examinado con máximo detalle: nunca antes Jusid habrá quedado tan expuesto a ojos (y oídos) de incontables personas que, también nunca antes, habían puesto sus ojos (y oídos) en su labor musical y de cineasta.

Cerrar los ojos es el título y se estrenará en mayo en el Olimpo del Festival de Cannes. No solo es la nueva película de un director reverenciado sino seguramente será, por su avanzada edad, su último largometraje, tras las fundamentales El espíritu de la colmena (73), El sur (83) y el documental El sol del membrillo (92). Las dos primeras tuvieron música de Luis De Pablo, si bien en El sur hubo presencia destacada de música preexistente de Enric Granados, en tanto que la tercera supuso el maravilloso debut en el cine de Pascal Gaigne, autor de una exquisitez musical. ¿Qué papel tendrá ahora Federico Jusid?

Tengo muchísimas ganas de averiguarlo. Jusid es un autor de lo más interesante, no solo por su finezza musical sino sobre todo por su capacidad para aportar sentido, narrativa y calado dramático a sus películas, y también por su lucidez e inteligencia explicando el sentido de la música en el cine, lo que no es tan frecuente ni siquiera entre los compositores que hacen cine. Pero a día de hoy, y a pesar de ser incansable trabajador, no creo que tenga el reconocimiento que merece. En su filmografía ciertamente hay películas alimenticias de bien poca relevancia (¿quién no las tiene?) y no todas sus bandas sonoras son notables, pero ya ha hecho unas cuantas aportaciones que deben ser necesariamente destacadas y señaladas como ejemplares: la sobrecogedora El secreto de sus ojos (09), una lección de cine con un par de escenas que siempre enseño a estudiantes del audiovisual, fue la película que le reveló aunque ya llevaba hechos casi una treintena de títulos, pero el Oscar del filme y su nominación como compositor al Goya (la primera de las solo dos que ha tenido hasta ahora) contribuyeron a dar impulso a su carrera. Luego llegaron series televisivas como Isabel (12) o Carlos, rey emperador (15) ambas con maravillosas músicas no exentas de algunos excesos (escribí un editorial, Wagner en la micción, inspirado en ellos) que, como tantas veces he señalado, respondían más a imposiciones de producción que no a voluntades del compositor, como la forzada e inalterable hagiografía musical de la reina castellana. La también magnífica música para la miniserie Watership Down (18) o las más recientes Santa Evita (22) y The English (22) son otros de los trabajos de excelencia con su firma. La inglesa, además, le ha valido una merecidísima nominación al Bafta.

Se observará que salvo El secreto de sus ojos todos los títulos que destaco son televisivos, y más que podría citar. También tiene buenas bandas sonoras para el cine (con Gracia Querejeta, Manuel Gómez Pereira, Sebastián Borensztein, Fernando León de Aranoa...), ha trabajado con solvencia en distintos géneros y en filmes de diferentes países, pero la balanza de sus mejores obras se inclina muy claramente en el lado del formato televisivo, un desequilibrio que puede corregirse si la etiqueta de prestigio que le puede aportar su asociación con Erice abre los ojos (y los oídos) a no poca gente que aún no le conoce, o no le conoce bien. No me la estoy jugando escribiendo con antelación sobre una aportación de la que nada sé ni nada quiero saber hasta que la vea en la película, porque mi confianza es más que alta: de la fusión entre las sensibilidades probadas de Víctor Erice y Federico Jusid solo puede dar lugar a una reacción química en forma de una película maravillosa. Lo que no sabría decir es si estoy seguro de ello o que tengo enormes ganas de que sea así y poder explicarlo.