Hoy se estrena La ermita (23), película que devuelve a la pantalla grande a Pascal Gaigne tras un tiempo corto pero demasiado largo fuera del cine. El compositor está luchando por mantenerse activo pese a la enfermedad de Parkinson que padece y se está dedicando a concienciar sobre esta terrible dolencia con distintas acciones. Sobre su enfermedad, su situación y la película Ilargi Guztiak (21) conversamos en un Café MundoBSO. En esta charla -hace ya dos años- se lamentaba por la falta de trabajo, tanto por la irrupción de la nueva generación de compositores y compositoras como por su enfermedad, y subrayaba que puede seguir componiendo: el Parkinson no le impide hacerlo y seguir sumando al cine español. El 7 de enero de 2022, a propósito del XXI Premio MundoBSO a la mejor banda sonora española a Ilargi Guztiak escribí en el editorial Gaigne ha de volver al cine:
Pero el mayor premio, para Gaigne y también para nosotros, sería que este compositor volviera a hacer cine. Ojalá este 2022 que recién empieza el cine español se dé cuenta del error que está cometiendo y lo llame a formar parte de los créditos de modo frecuente.
Hemos tenido que esperar a finales de 2023 para ver hecho realidad ese anhelo. Demasiado tiempo, pero ha tenido que ser con una película que está recibiendo malas críticas y con una banda sonora sobre la que he publicado unas consideraciones negativas. En otras circunstancias -y ojalá hubieran sido otras- no escribiría este editorial: su banda sonora es a mi entender mala, lo he argumentado lo más honesta y claramente posible y lo que procedería sería esperar y desear su próxima película. Es lo que hago con todos los compositores y compositoras, especialmente los de nuestro país: nadie fuera de MundoBSO parece atreverse a publicar lo que es más que ovio, y es que hay bandas sonoras españolas buenas y las hay malas. Y en ningún otro lugar hay tantas bandas sonoras españolas (y no españolas) comentadas y defendidas como en este transatlántico. Esto es algo que nos significa y que obviamente no vamos a cambiar: el afecto y el respeto personal no pueden imponerse al sentido crítico, jamás. No hay absolutamente nada que justifique no exponer nuestra visión de las cosas y, para agradar y no dañar, engañar. Tampoco sería razonable no comentar una banda sonora en la mayor web de bandas sonoras comentadas del mundo, donde han de entrar el mayor número posible de ellas.
Si explico todo esto no es por justificarme, de ninguna manera: yo no puedo ni quiero personalizar una reseña de una banda sonora ni con afectos personales ni con desafectos, sería indecente. Pero sí puedo personalizar en este espacio editorial donde hablo en primera persona del singular. Y aquí y ahora quiero manifestar mi respeto y admiración por Pascal Gaigne y su legado, e insistir en aquello que expuse en el editorial: el cine español necesita la música de Gaigne, la necesita porque su música es cine y su cualificación como cineasta está sobradamente probada. Que este tropiezo -fatalmente coincidente con su regreso y de todos modos no necesariamente responsabilidad suya- no enturbie su vuelta al cine. 2023 está siendo un año bastante malo en la música de cine español, con no pocos bochornos y sí pocas excepciones, lo que ya expondré en el balance anual. Este es diferente por las circunstancias. Por eso quiero aprovechar para insistir que Pascal Gaigne es muy necesario. Que lo recuerde y lo sepa toda la industria.