Crónica de Mario Pons Sansegundo
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La tercera jornada fue larga, llena de actividades por doquier. Los encuentros matinales fueron bastante amenos aunque no tan interesantes como el de Dan Goldwasser el día anterior o el de John Powell y Víctor Reyes dos días después. El de Jeff Russo, sin embargo, demostró la cercanía del compositor con
el público. Durante el coloquio, se habló de los sonidos étnicos en Fargo (14) y del sentido del humor que usó para restar dramatismo. Contó cómo aprendió solo a tocar la bateria y que estuvo en una banda de Heavy/Rock y cómo siendo uno de sus hobbies favoritos el cocinar, le dio prioridad finalmente a ser
compositor antes que cocinero. Admitió que le encanta el espacio creativo que le dan los pequeños proyectos y que a veces solo trabaja en algunos por la gente involucrada en ellos.
El segundo encuentro, de Christophe Beck, demostró lo extravagante que es este compositor. Por desgracia, fue uno de los coloquios más fallidos del festival, esta vez por culpa de la presentadora Isabel Vázquez, quién se dedicó en cuerpo y alma a hablar sobre la serie Buffy the Vampire Slayer (97) durante aproximadamente media hora. Una lástima, pues los momentos de antes y después de todo lo hablado sobre Buffy, eran muy interesantes. Se le preguntó por su pasado con Jerry Goldsmith, de quién fue alumno. Indicó que de Goldsmith aprendió a crear un tema principal o uno central y a partir de ahí elaborar variaciones y versiones para completar una banda sonora. Habló sobre su beca para trabajar con Mike Post, de quién solo tenía buenas palabras, expresando su admiración por su eficiencia al componer mientras veía por primera vez el episodio. También se adentraron en las composiciones de The Hangover (09) y Cake (14), una de las bandas sonoras favoritas del propio Beck, y de otras películas. En todo lo demás, Buffy, un poco de reconocimiento por su Emmy ganado y una Isabel Vázquez que admitía haberse olvidado de hablar de Frozen (13) o de Percy Jackson & Olympians: The Lightning Thief (10).
Hubo un encuentro entre Gorka Oteiza (SoundTrackFest), Sergio Hardasmal (Acción) y Pedro Cruz (BSOSpirit) No pude asistir pero al parecer fue interesante, hablaron de cómo enfoca un aficionado a la música de cine su pasión por el medio audiovisual a través de la difusión.
El concierto de Taro Iwashiro se celebró en el Teatro Echegaray, y llenó casi al completo su sala (casi 300 asientos) Con la Orquesta Cabildo Catedral de Córdoba y un maravilloso y amable director Clemente Mata, fue un concierto totalmente diferente, con el arpa y toda la sección de cuerdas de protagonistas. Nada de vientos, nada de percusión. Fue un concierto relajante, pero sin embargo, a pesar del gran trabajo del director y la orquesta y de esta atrevida propuesta es probable que con lo que toda persona del público se haya quedado haya sido con la elegancia, el respeto y los detalles del compositor para con el festival, comenzando con un emotivo discurso en el que el compositor explicó su inspiración para una colección de piezas a cuerda, llamada Spiritual Songs y que servía de homenaje a las víctimas del Tsunami de Japón, unos años atrás, e incluyó en esta triste historia un final feliz: su hija, que en aquél entonces tenía 10 meses de vida, pudo salvarse de la catástrofe.
De esta emotividad pasó al humor: bromeó acerca del Mundial, indicando que pensó que el respeto que el público español y de la ciudad de Málaga le proporcionaba era porque España había perdido el Mundial. El clímax llegó al final, antes del bis, cuando Iwashiro, emocionado, presentó una pieza sorpresa creada para el festival y más concretamente, para uno de los organizadores del festival, Juan Ramón Hernández de BSOSpirit, por su insistencia y amabilidad para invitarle a España en su primera vez y acercarle a MOSMA. Éste fue sin duda, junto a la celebración del Réquiem Prusiano, el momento más conmovedor del Festival, que emocionó a muchos y que hizo estallar en lágrimas al Dear J del compositor niponés, su querido Juanra, título de la pieza.
Para finalizar la larga jornada, se celebró la primera parte de un concierto, cuya segunda parte se celebraría al día siguiente: Lo Mejor de la Música de TV Vol. 1. Se ubicó en la Sala Unicaja de Conciertos María Cristina. En este concierto hubo dos partes muy distintivas: de la primera se encargaría Jeff Russo y de la segunda, Jeff Beal. La ronda de Russo fue mucho más experimental. Se acompañó con escenas de Fargo, Legion (17) y The Night of (16). Aunque fue interesante y entre las piezas, sonó una versión del Bolero de Ravel, mucho más oscura que la original en su conjunto esta parte fue bastante insulsa y no mostró lo mejor del compositor. Durante algunas piezas del final, el propio Russo tocó la batería. La parte de Jeff Beal fue más clásica y aunque fue un gran descubrimiento para muchos aficionados, el concierto tampoco estuvo a la altura de lo esperado, probablemente debido a la localización del evento o por el cómo estuvo estructurado, en un ambiente mucho más oscuro y con poca iluminación. Se incluyeron piezas como Blackfish (13), una de las mejores, Monk (02), House of Cards (13) o Jesse Stone (16), muchísimas de ellas con el propio Beal, tocando la trompeta y ejecutando las melodías principales de sus temas con ella. Divertido aunque, en ocasiones, reiterativo. De todos los conciertos del festival, éste fue el más convencional y el más insulso, aunque fue elaborado.
(continuará)