Obra no cinematográfica, fue la primera grabación del compositor dedicada enteramente a la música concertista. El concierto para piano es una obra romántica de alta tensión mientras que el concierto para violonchelo es elegante pero también romántico. En tres movimientos, el concierto para piano tiene aires a Rachmaninov y Ravel. El romanticismo del primer movimiento contrasta con el énfasis rítmico más punzante de los otros. El concierto para violonchelo consta de cinco movimientos, con gran propulsión.