Crónica de Carmen Ochoa
La gira The World of Hans Zimmer ha pisado nuestro país por segunda vez en este año, en Bilbao, Madrid y ayer en Barcelona, aunque esta vez sin la presencia ni de Hans Zimmer ni de Lisa Gerrard, quienes sí aparecieron en la capital catalana el pasado mes de abril. En aquella ocasión no pude verlo por encontrarme fuera de la ciudad pero la vida a veces te da segundas oportunidades y esta vez no se me escapó. Y esa oportunidad más la que generosamente me da MundoBSO de poder compartir mis impresiones es lo que me lleva a escribir unas líneas como mera aficionada pero muy apasionada de la música de cine.
Fue un concierto maravilloso, por supuesto musicalmente pero también visualmente y a nivel de sonido. El público del Palau Sant Jordi vibró y se lo pasó formidablemente bien (incontables bravos y aplausos), los músicos interpretaron estupendamente los temas y se destacó la dirección orquestal de Gavin Greenaway, la entregada participación de Pedro Eustache en los vientos o de la intensa cellista Tina Guo.
El concierto comenzó con The Dark Knight (08) con una puesta en escena explosiva que calentó los motores de modo inmediato y que sirvió para mostrar las posibilidades que tenía ese inmenso escenario de hacer uso del juego de luces y las pantallas. Luego le tocó el turno a King Arthur (04), a mi parecer la menos interesante de todo el concierto, pero que resultó adecuada como tránsito entre la imponente The Dark Knight y la animada Mission: Impossible 2 (00) flamenco con una virtuosa guitarra solista.
El romanticismo invadió el Sant Jordi con Pearl Harbor (01), un tema que tenía muchas ganas de escuchar en concierto porque es de mis preferidos, y uno de los que me abrió las puertas a este maravilloso mundo de la música de cine. Luego le tocó el turno a la adrenalina de Rush (13), un gran momento de esta primera parte, pero antesala de algo muchísimo mejor: The Da Vinci Code (06), un espectáculo de música de primera categoría presentada e interpretada de modo absolutamente emocionante y maravilloso, con espléndida intervención de Tina Guo.
La segunda parte comenzó con la divertida Madagascar (05), y luego sonaron Spirit: Stallion of the Cimarron (02), un tema que funcionó muy bien con las escenas de la película que se proyectaban, y la bella Kung Fu Panda (08) Estos tres temas fueron a mi entender muy bien escogidos para recalentar el ambiente -es una manera de hablar, ¡no se había enfriado!- y preparar el camino hacia el bloque final, apoteósico.
Antes de ese tramo final se interpretó The Holiday (06), una música de comedia y sentimental que creo que debió pasar bastante desapercibida. Quizás pretendían dar un breve reposo antes de la enorme Hannibal (00), una banda sonora que fue magistralmente interpretada por Tina Guo. Y luego el gran espectáculo de las emociones y los colores musicales: The Lion King (04), un momento maravilloso del concierto que hizo vibrar a toda la audiencia, para entonces ya completamente entregada.
Gladiator (00) fue una extensa suite que sirvió para recordar a todos los presentes lo importante que es la música en el cine no solo para transmitir emociones sino para explicar historias. Y tras esta historia llegó la de Inception (10) donde Zimmer apareció en pantalla tocando el piano en un momento absolutamente emotivo. Y como broche final, fiesta a lo grande con Pirates of the Caribbean: At Worlds End (07), con todos encima del escenario y que la gente ovacionó.
Como espectáculo, dudo mucho que haya habido algo a este nivel en lo que a conciertos de música de cine se refiere. Todo fue dispuesto para ofrecer la buena música de Zimmer sabiendo que no era en una sala de conciertos sino en un formato grande, épico, donde los vítores y el entusiasmo del público era parte del todo. Una inteactuación que funcionó desde el primer momento. Quizás lo menos adecuado fueron algunas presentaciones pregrabadas, algo largas, pero es simplemente por señalar algo en menos positivo. Fue una noche sublime y ojalá se pueda repetir pronto.