Los finalistas a los Premios Goya que hoy se han anunciado han elegido a cinco compositores que tienen el talento para figurar en primera línea del cine español. Ya lo están Alberto Iglesias, Fernando Velázquez y Arnau Bataller, y tanto Arturo Cardelús como Sergio de la Puente -que llevan tiempo activos y creativos- merecen que se les posicione como referentes y se les llame para hacer más películas. Dicho esto, solo hay una opción posible de victoria, la de Alberto Iglesias. Es su nominación 19 y debería ser su Goya número 12. No siempre me ha resultado interesante ni acertado, y probablemente sea yo la única persona en los medios públicos en haber cuestionado algunas de sus creaciones, pero la de La habitación de al lado es una banda sonora apasionante: un torbellino de emociones que resultan hiperbólicas, cambiantes, inestables e inseguras, con músicas de diversos tonos y colores, confusas, que tropiezan consigo mismas, que en momentos suenan a folletín melodramático desconcertantemente cómico y en otros son de hondo calado, que pasan de estar en un plano orgánico, del contexto, a un nivel sublimado, abstracto, escribí. Dediqué también el editorial La tinta de Almodóvar para celebrarle a él también pues me parece claro que el compositor ha sido sustancialmente un mediador, un perfecto canalizador de la visión y la explicación del director sobre sus personajes, dije.
Guardiana de dragones (Dragonkeeper) le da a Arturo Cardelús su segunda nominación tras la de Buñuel en el laberinto de las tortugas, que perdió frente al Iglesias de Dolor y gloria (19). Como todas las películas de animación tiene una música muy expuesta, en este caso una hermosa creación sinfónica con empleo de instrumentos orientales y tres grandes temas centrales, siendo el principal una delicada melodía que evoluciona y se desarrolla marcando y ampliando la evolución, desarrollo y madurez de la niña protagonista, compelida a valerse por sí sola en un contexto difícil. En su conjunto es una obra muy clara en sus pretensiones y que en su exposición y desarrollo aporta profundidad a los personajes y la trama. Es exquisita y es elegante, no del todo atinada en sus aspectos aplicativos -fuera de la competencia del compositor- pero le otorga gran entidad a la película.
Lo que más celebro en la música de Arnau Bataller para El 47 es que no sume sino que reste edulcoramiento, una tentación en la que caerían otros compositores y otros directores pero que aquí no ha sucedido, y es a mi parecer lo mejor de la película. Esta es su tercera candidatura al Goya y -nuevamente a mi parecer- uno de sus trabajos recientes menos interesantes, pero no por ello menos inteligentes. La película, que ha tenido un enorme éxito comercial, es sencilla y bienintencionada y la música está dispuesta en un discreto segundo plano más para apoyar que para explicar, y evita cualquier tipo de énfasis sobrecargado.
Sobre emociones no se discute: las emociones son muy íntimas y personales y solo pueden ser respetadas. Con esta máxima justifico lo poco poquísimo que me gustó la película y la música de Verano en diciembre, pero por mi gran respeto y afecto personal y profesional por Sergio De la Puente (en su segunda nominación) celebro estar solo en este parecer, y él puede celebrar que yo no sea miembro de la Academia. Mis consideraciones son negativas y no las reiteraré aquí, pero sí voy a insistir que De la Puente está entre los mejores melodistas de nuestro cine y el cine hará bien en contar más veces con su finezza.
No hay lugar en el mundo donde haya más obra comentada de Fernando Velázquez que en MundoBSO (es retórico, pues en realidad ni de Velázquez ni de ningún otro compositor). Creo que es categóricamente el más importante en nuestro cine -teniendo en cuenta que Iglesias hace películas con cuentagotas- pero creo también categórica y sobre todo honestamente que es uno de los más discutibles. Hay bastantes creaciones suyas que siento ejemplares, y que comento en mis charlas y estudiamos en la Universidad, pero otras no lo son, por toscas, confusas o insípidas. Me sorprende que de todo lo que ha hecho en 2024 se haya elegido lo menos interesante, pues así me lo parece La infiltrada, banda sonora superficial, sin desarrollo interesante que suma poco en aquello donde pretende sumar. Velázquez hace doblete con una canción de Buffalo Kids -esta banda sonora considerablemente superior- y suma ya siete candidaturas a un premio que ha ganado en una ocasión, con Un monstruo viene a verme (16).
Aunque parece clara la victoria de Iglesias (sería una sorpresa -no descartable- que Cardelús se impusiera), el triunfo real es que se sigan haciendo películas y que en ellas compositores y compositoras den lo mejor de sí mismos. A fin de cuentas, al cabo de unos meses nadie se acuerda de quién ganó y quién perdió el Goya.
La Academia de Hollywood ha dado a conocer la lista de bandas sonoras y canciones que pasan a la fase final antes de las nominaciones definitivas. Son estas: