La pregunta que da título a este artículo seguramente herirá sensibilidades y también provocará algún enfado, así que lo mejor será entrar en el fondo del asunto y explicar por qué y sobre todo en qué creo que John Barry está sobrevalorado.
1.- La música de John Barry
No creo que exista aficionado a la música de cine que no tenga varias bandas sonoras suyas, y serán pocos a los que no les gusten y emocionen sus melodías. Pero si fuera el caso no habría nada que objetar pues sobre gustos nada hay escrito y sobre emociones no hay discusión posible. Un debate posible lo sería sobre la calidad intrínseca de su música, si es interesante o si es simple, si aporta algo o nada hay que estudiar o valorar en ella. ¿Está sobrevalorado John Barry como creador de emociones? Afirmarlo sería arrogante pues supondría desconsiderar las emociones generadas en el resto de la gente. ¿Está sobrevalorado como compositor de música, como escritor? Esta sí es una discusión que podría tener lugar entre musicólogos o entre músicos. Sobre Barry y sobre cualquier otro compositor. Pero yo no me voy a pronunciar sobre esto porque el territorio donde quiero argumentar su sobrevaloración es el cinematográfico. Cualquiera sabe que el destino de la música de un compositor de cine no es un CD o un concierto sino la película, que es la máxima razón de ser de su creación. Cuando se compone para el cine nada hay más importante que lo que sucede en el filme y obviarlo es un desprecio en toda regla a la creación del autor.
2.- La música de John Barry en el cine
Respetar a cualquier compositor que trabaje en el cine supone dar máxima relevancia a lo que genera en las películas, a lo que suma y aporta. La música en el cine no consiste en poner música en las películas sino en hacer algo útil con ella en la película y hacer que forme parte de un todo, en mayor o menor grado de implicación. Malo es que una música que sea prescindible e irrelevante y pocas cosas son mejores que hacer de ella un elemento fundamental e inseparable del resto de la película. El compositor de cine no es un anexo del filme, el compositor de cine es parte de la propia película.
En el cine hay tres destinos posibles de la música: el ambiental, el dramático y el narrativo. El primero sirve para acompañar o impulsar las escenas o generar ambientes y atmósferas (músicas para persecuciones o músicas jazzísticas en entornos jazzísticos, por ejemplo) El segundo destaca o focaliza una perspectiva, un tono, una emoción o un color (por ejemplo, sumar al romanticismo de la escena un punto de tristeza) Finalmente el tercero es aplicar un guion musical, que como tantas veces he explicado puede ser similar al literario, puede ser complementario o puede ser opuesto. Los tres destinos son compatibles y pueden tener espacio dentro de una misma película, pero evidentemente su relevancia es diferente: ¡no es lo mismo aderezar con música una escena que aportar una explicación con ella!
2.1.- John Barry ambiental
El grueso de sus trabajos en las películas de James Bond es con música ambiental, aunque no en su totalidad. Es música ambiental de primera categoría, y prueba de ello es que no hay compositor que le haya superado. Asimismo música ambiental para acompañar o impulsar las escenas o generar ambientes y atmósferas la hay en otros filmes de su larga trayectoria, en diferentes estilos, como sucede con la práctica totalidad de compositores que hacen cine. En este punto, no creo que Barry sea un autor sobrevalorado.
2.2.- John Barry dramático
Perspectivas, tonos, emociones o colores los hay en abundancia en su filmografía: en James Bond hay también muchísimos ejemplos de primer nivel, o la sensualidad de Body Heat (81) el romanticismo melancólico de Out of Africa (85) el dramático de Somewhere in Time (80) o el plácido de Robin & Marian (76) También el tono oscuro e incluso siniestro en momentos de The Lion in Winter (68) o el lirismo de Walkabaut (71) o de Dances with Wolves (90) En todos estos casos -y en muchísimos más- Barry contribuye a marcar la personalidad de las películas y a determinar el enfoque de cómo deben verse y entenderse los personajes o las historias, pues la banda sonora, en este ámbito, funciona mucho como una segunda cámara, la musical, que enfoca hacia un punto emocional o dramático determinado sobre el que quiere llamarse la atención del espectador, tal y como he explicado en otros artículos del Ágora. Trabajar en lo dramático no tiene que ver con ambientar, va mucho más allá y el compromiso es mayor porque muchísimo mayor es el riesgo de errar. Es una función primordial que asumen la mayor parte de los compositores y en este punto tampoco creo posible considerar a Barry un autor sobrevalorado.
2.3.- John Barry narrativo
Más allá de ambientar y de dramatizar está la capacidad de explicar, de relatar, de contar la película también desde la música, de aportar un guion musical. Barry es un creador de emociones pero no es realmente un narrador de historias en el cine, como sí lo son muchísimos otros compositores. Su música, por muy emotiva que sea, no explica nada que no esté ya evidenciado en el resto del filme, aunque sepa matizarlo y enfocarlo dramáticamente muy bien, como ya he comentado. Pero si buscamos bandas sonoras suyas que aporten más información de la que ya está expuesta en las escenas o en el conjunto del filme, no la encontraremos. Ni tampoco encontraremos, como sí en tantos otros compositores, una estructura musical con desarrollo y evolución, e implicación argumental, que es de lo que se trata principalmente el oficio del compositor cineasta.
John Barry no es narrativo, su música en el cine no forma relato ni explicación global con evolución o progreso. Estos son solo algunos de los capítulos de Lecciones de Música de Cine donde se exponen con suficiente claridad ejemplos de narración argumental desde la música, de guion musical, logrados por otros compositores:
Aquí señalo diez, pero la casi totalidad de esta serie de Lecciones... está dedicada a mostrar y demostrar el poder narrativo de la música en el cine, que no consiste en ambientar ni en aportar perspectivas dramáticas, sino en explicarle algo a los espectadores que desaparecería en caso de quitar la música. Barry nunca estuvo en este cometido: lo que más se aproxima a un guion musical suyo es Somewere in Time, pero tal y como expuse en el vídeo que le dediqué en Lecciones... su música, intensamente dramática y hermosa, no va más allá de enfatizar y matizar lo que ya está expuesto en el resto filme, cumplimentando así (maravillosamente) con el punto 2.2. de este artículo. Y si examinamos las mencionadas Dances With Wolves, Out of Africa, Body Heat o King Kong (76) Hanover Street (79) o Frances (82) todas se sustentan en la repetición o variación de temas que se significan muchísimo en sus contextos, y que ambientan o aportan una gran perspectiva dramática, pero que explican realmente poco sobre lo que está sucediendo en personajes y película. Incluso en filmes como The Lion in Winter o Mary, Queen of Scots (71) la música no va más allá de lo básico en lo narrativo, pues se sustancian en la reiteración de sus temas musicales, sin desarrollo parejo a lo que acontece en el filme.
John Barry es un compositor dérmico, espléndido en ese cometido, pero no es narrador como sí lo son otros como Williams, Rózsa, Goldsmith, North, Waxman, Morricone, Shore, Zimmer, Desplat, Silvestri y tantos y tantos y tantos más. Basta con hacer comparaciones entre Barry y cualquiera de ellos o de muchos otros más. Si le llamo compositor dérmico no es en absoluto peyorativo, pues su música se acopla al resto de la película como una capa de piel, la oxigena y da colorido, así como emoción, pero no entra nunca en explicaciones adicionales realmente importantes, nunca está en la intrahistoria del filme aunque le dé tonos y matices espléndidos, y no es el único en hacerlo: tampoco creo que Lalo Schifrin, por ejemplo, sea cineasta. Y habrá que hablar de más grandes (repito: grandes) compositores cuyos límites son lo ambiental y lo dramático, pero que no se han significado en lo narrativo. Y volviendo a Barry, en el libro John Barry. De James Bond a la eternidad (Editorial Rosetta, 2017), del que hablé en este artículo, ni en los dos autores ni en las quince firmas invitadas a plasmar unas líneas al final hay una sola mención al cine que hay en su música: los autores corroboran así que, aunque enorme compositor, no fue un cineasta. Y hasta es factible que ni tan solo tuviera especial interés en serlo, como sucede con tantos otros que no viven el cine ni piensan en cine. Como compositor (punto 1) como músico de cine ambiental (punto 2.1) y como compositor dramático (punto 2.2) nada le objetaré, bien al contrario le tengo en gran consideración. Pero si se le compara con aquellos que sí han hecho narración y con ello cine total (punto 2.3) entonces sí debo afirmar que John Barry es un compositor sobrevalorado.