Primera parte: Una gran aventura
Segunda parte: Contenido y continente
Tercera parte: El rincón de pensar (I)
Cuarta parte: El rincón de pensar (y II)
Editorial: El futuro de FIMUCS
3.- Componiendo a cuatro manos. La colaboración entre dos compositores y un director (Koldo Uriarte, Bingen Mendizabal y Juanma Bajo Ulloa. Moderador: Gorka Oteiza)
Esta fue la última ponencia del viernes, con lleno completo en un auditorio muy joven, respetuoso e interesado. Como el título indica, versaba sobre la película Baby (20) y el proceso de colaboración de los compositores y el director. A pesar del buen contenido de las explicaciones, curiosidades y anécdotas, y no pocos momentos divertidos y emotivos, especialmente los explicados por Bajo Ulloa, acabó por ser la menos interesante de todas las charlas por un cierto desenfoque por parte del moderador, Gorka Oteiza. Se suponía que se había de hablar de componiendo a cuatro manos pero se acabó pasando al componiendo a dos manos en cuanto aparentó que Baby no daba más de sí y se pasó a comentar los primeros trabajos de Mendizábal con Bajo Ulloa. No se preguntó absolutamente nada de la película en si, de ninguna escena, de nada relacionado con las pretensiones dramatúrgicas o narrativas. Había muchas cosas relevantes (escenas, momentos...) que poder exprimir y mostrar a los asistentes pero lamentablemente esta charla acabó por ser mucho más parecida a lo que se organiza en MOSMA que de lo que se esperaba de FIMUCS.
4.- Cómo crear una banda sonora y no morir en el intento (Zeltia Montes y Federico Jusid. Moderadores: Francisco Cuadrado y Gorka Oteiza)
La primera ponencia del sábado mostró que FIMUCS lograba poder de convocatoria porque la sala nuevamente se llenó de estudiantes. En la ponencia a cargo de Jusid y Montes -y muy bien moderada por Cuadrado y Oteiza-, salieron a relucir aspectos menos conocidos, menos gratos pero objetivamente ciertos sobre lo que hay tras el proceso creativo, tales como plazos, presupuestos y algunas desconsideraciones por parte de productores, pero también se explicaron cosas positivas y estimulantes, como el reto que supone estar trabajando en distintos proyectos a la vez sin perder la cabeza: Jusid explicó, por ejemplo, que él nunca comienza dos trabajos simultáneamente sino que espera avanzar algo en uno para comenzar con otro. Se habló también del espinoso y lamentable asunto de las editoriales (especialmente las televisivas), que imponen la cesión obligada de derechos económicos, que deberían ser inalienables, para poder trabajar en un proyecto. Una vergüeza de la que hay que hablar y mucho.
5.- El proceso de grabación de música de cine (David Hernando y Manuel Riveiro. Moderador: Francisco Cuadrado)
Esta fue otra charla realmente estupenda. La locuacidad y gran claridad expositiva de David Hernando y las vivencias de Riveiro se aunaron en lo que fue una hora de mucha y muy buena información. Se explicaron los métodos para ahorrar tiempo, los modos diversos de grabación (si con orquesta completa o en secciones) o el uso de micrófonos, entre otras muchas cosas. Es imposible resumir aquí ni comentar nada específico salvo esa maravillosa diferencia que Hernando comentó entre lo que es grabar clásica y grabar bandas sonoras: la disposición igualitaria de los micros en una y la completamente desigualitaria en según qué bandas sonoras, como mostró en un gráfico que preparó para la grabación de una banda sonora de Roque Baños.
6.- Música y estructura narrativa. La narración audiovisual desde el punto de vista de la música (José Nieto. Presentador: Francisco Cuadrado)
Tuve una gran decepción. Admiro, envidio muchísimo esos encuentros universitarios y no universitarios donde asistentes a la charla de un escritor, un pintor, un filósofo, un poeta o quien sea se enzarzan en apasionantes debates y disquisiciones con el ponente, siempre desde el respeto. Decirle a un ponente no estoy de acuerdo en este punto nunca debe ser ofensivo sino estimulante o, por qué no, defendible. En los más de 20 años que llevo dando charlas y clases en Universidades en España y América, y en incontables aulas siempre que me han cuestionado, bien sea por clarificar o por contraargumentar, me ha parecido un reto apasionante. Y si alguna vez he dado la razón al interviniente por tener mejores argumentos yo no he perdido sino que he ganado. Pero esto no siempre se entiende así.
Lo explico porque cuando tras la muy interesante -y en momentos apasionante- exposición de José Nieto sobre algunos puntos de su libro Música y estructura narrativa, se abrió el turno de preguntas educadamente esperé a ver si algunos asistentes querían formular algo y, no siendo así, tomé la palabra para hacer una breve exposición antes de preguntar. Le expliqué que en MundoBSO había escrito tres artículos con consideraciones críticas pero desde el absoluto respeto intelectual y en cuanto a comencé a explicar uno de esos aspectos con los que discrepo me cortó por lo sano y me dijo que conmigo no quería dialogar, que yo me había leído el libro pero los demás no (sic) y que prefería que le preguntaran otras personas. Respetuosamente cedí y dejé que otros hablaran.
Yo simplemente quise exponer brevemente el motivo de mi discrepancia para inmediatamente proceder a una pregunta que, probablemente, podría aclararla o rebatirla. Creo que es lo normal en una Universidad, creo que debería ser lo normal. Me llama la atención que una de las razones para no querer ni escucharme fuera ¡el que yo me había leído el libro!. Me impresiona: aparentemente Nieto prefiere preguntas de quien no lo haya leído, maravillosa manera de evitar objeciones. Yo no creo en tótems, ni en lo sacrosanto ni en ídolos intocables. Yo creo en el debate de ideas, creo en la discrepancia y en crecer en base al argumento-contraargumento y sobre todo en el respeto a quien te pregunta. Sin duda me equivoqué de persona y me equivoqué de lugar.
Lamento mucho tener que explicar esto sobre Nieto, porque además estas líneas van a ser leídas por muchísima más gente que la que estuvo presente. Imagino que no está acostumbrado al pero de alguien en sus charlas, pero ese pero existe siempre, en todo lo que hacemos y en todo lo que opinamos, y hay que ponerlo en valor porque no por hacer callar a alguien se resuelven esos peros. Los míos, al menos, siguen abiertos y expuestos en esos tres artículos y en más que habrán de venir.
Hay ideas de Nieto sobre narrativa cinematográfica que son maravillosas y otras que han quedado desactualizadas en el sentido de que el cine ha cambiado mucho desde que él dejó de hacer cine. Su exposición solo con ejemplos de películas sacadas de cintas ralladas de VHS es bastante gráfica de lo mucho que el cine y lo que se explica de él -para mal y para bien- ha cambiado. Eso marca una distancia abismal con el público joven, a quien le debe parecer jurásico. Nieto haría bien en actualizar o por lo menos incorporar material didáctico nuevo y buscar ejemplos más recientes para la misma explicación.
Expuso algunos de los puntos que aborda en su libro. Da gusto escucharlo pues es un gran orador, muy apasionado y, como he dicho, con algunas reflexiones que habría que enmarcar en oro. Contestó rápido y bien a un comentario de Francisco Cuadrado acerca de que la música narrativa debería ser siempre transparente, algo que Nieto negó y que yo aprovecho ahora para negar también: son incontables los temas centrales narrativos que, como los ojos del Guadiana, aparecen y desaparecen -en lo perceptible, no en presencia- en la película. Y el contratema de Cómodo en Gladiator (00), por ejemplo, es narrativo a la vez que invisible en todo momento. El mundo universitario pero también de la crítica está demasiado habituado a decirle a la música de cine lo que debe hacer, cuando lo único que sí debe hacer la música en el cine es ser útil a la película. Todo lo demás es un puede.
Salí pues decepcionado pero en nada ofendido. Pese al incidente volveré a asistir gustoso a tantas charlas suyas como pueda, y permaneceré callado, porque son más grandes las ganas de aprender que el ego personal, bastante más inmensas. Hay que saber respetar los territorios y las normas de quienes están en esos territorios, sea un ponente o sea un festival, no lo tuve presente y me disculpo. Pero las barreras que se imponen, sean visibles o sean estas invisibles, nunca podrán impedir la libertad de pensamiento y expresión.