Prosigue Alejandro Román hablando sobre el desarrollo temático o motívico,y entra en detallar cómo crear un tema principal a partir de leitmotif (que no es algo necesariamente obligado, pero que puede ayudar). Cita como ejemplo Catch Me if You Can (02) o los temas de Indiana Jones y de la princesa Leia, todas ellas obras de John Williams. Sobre Catch Me If You Can hice este vídeo, que recomiendo ver.
Este es un apartado especialmente interesante porque Román comenta cosas de máxima relevancia: en primer lugar, lo que sería el contraste entre lo que muestra la música y aquello que está en escena (una música triste para una escena feliz, por ejemplo). Luego están las disonancias (el anacronismo de emplear una música de una época en una escena que tiene lugar en otra época distinta). Según Román cuando este efecto se emplea con músicas diegéticas, puede verse como un tipo de utilización defectuosa, pero el anacronismo musical puede ser aplicado de forma artística generando una estética diferente a la esperada por el público (p. 221). Efectivamente sería difícilmente justificable que alguien se sentara ante un piano en la Corte de la Inglaterra del XVII y se pusiera a tocar jazz, salvo naturalmente para generar una situación cómica en una película de fantasía (viajes en el tiempo) o simplemente gamberra que busca en ese anacronismo fuente de risas en la audiencia. Como bien indica Román, los anacronismos pueden ayudar a universalizar o hacer más contemporánea una historia. Sobre ello escribí en el artículo Rigor histórico, al que me remito.
También están los contrastes dramáticos, cuando la música va en la dirección opuesta a la que el espectador espera escuchar. Un magnífico ejemplo citado en el libro es el de Ran (85): las tropas samurais se enfrentan con extrema violencia mientras de fondo la música transcurre lenta, lánguida y lírica (p. 222) Finalmente, resalta las cualidades del contrapunto musical para generar contrastes: dos o más ideas que fluyen y se plantean simultáneamente en una secuencia, una técnica muy eficaz de generar complejidad y sutilezas, tanto musicales como narrativas (p. 225)
Musicalización de secuencias con diálogos
Dice Román sobre la voz humana:
La voz humana contiene una serie de características que es necesario tener en cuenta a la hora de componer para acompañar los diálogos de una secuencia, de modo que nuestra música no interfiera en su comprensión por parte de los espectadores. Por una parte, el ritmo complejo del habla producido por la pronunciación de los diferentes fonemas, sílabas y palabras dificulta la musicalización, así como las modulaciones y entonaciones cambiantes y las diferentes frecuencias o alturas sonoras según el tipo de voz o su cualidad masculina o femenina. Todo ello hace que la voz presente una determinada musicalidad que puede interferir con la música si no se produce el necesario contraste o contrapunto entre ambas, voces y música (p. 227)
Asimismo indica que dado que el lenguaje oral produce un determinado ritmo interno muy complejo y activo, siempre que haya diálogos o voces que hayan de ser inteligibles en la película, la música debe actuar de un modo rítmicamente contrastante; es decir, cuando suene una voz en “off”, un monólogo o un diálogo generalmente debería haber poca actividad rítmica (p. 227) Román detalla las diferentes utilidades que puede tener la música en los diálogos: reforzar, enfatizar, evocar, introducir algún elemento de significación adicional, subrayar un momento del diálogo o un cambio narrativo y un etcétera como decorar, acompañar... es así, tal y como brillantemente lo expone: la música en los diálogos puede tener una función dramática de primer orden, como posicionar el tono de las palabras (una declaración de amor que, gracias a la música y a pesar de la actitud de los personajes, se torna triste) o incluso negarlas por completo (una declaración de amor que gracias a la música se torna en impostura, la del asesino por ejemplo seduciendo a su víctima).
Géneros cinematográficos y estilos musicales
Román explica -de nuevo con gran acierto- la vinculación de los distintos géneros cinematográficos (terror, western, etc) con los estilos musicales, y también lo que son los géneros musicales (orquestal, electrónico, etc). Procede a continuación con unas pinceladas de las aportaciones que han hecho y hacen los distintos estilos musicales, como el jazz o el pop. Sobre el minimalismo dice esto:
Dado que se trata de un tipo de música basada en pocos elementos que se repiten y evolucionan lentamente, la música minimalista suele funcionar muy bien en pantalla, dado que su más contenida expresión musical se adapta muy bien a las imágenes, ya que no compiten tanto con éstas como aquellas músicas que reclaman una mayor atención del espectador (p. 240)
No estoy de acuerdo. Ya lo comenté en el primer artículo, así que aquí obvio el sinsentido de adaptarse a las imágenes, una expresión que efectivamente no tiene sentido en lo que Román intenta explicar, y debo en cambio señalar como profundamente errónea la expresión competir... ¿qué quiere decir? ¿Es acaso la música, cualquiera, rival del resto de la película o, por el contrario, existe para contribuir a crear la propia película?. Cuando la música estorba perjudica o resta, lo hace la música, no un estilo determinado de ella. Cuando se integra para crear algo, nunca compite: se integra. No es cierto tampoco que la música sinfónica reclame más la atención del espectador, porque además puede darse que la música minimalista sí lo haga y en mayor medida. Explicar las razones que llevarían a elegir el minimalismo y no el sinfonismo daría para un artículo largo, y que con seguridad sería objetable y discutible, porque no hay exclusividades en la música: por ejemplo, la capacidad de exponer lo esencial, lo tuetánico, que tiene el minimalismo, también puede obtenerse con el jazz o la música sinfónica.
Instrumentación y orquestación cinematográfica
Todo este apartado consiste en una muy interesante y didáctica exposición de las posibilidades de los diferentes instrumentos, de las plantillas orquestales, las secciones (cuerdas, vientos...)
Puedes comprar el libro aquí (y en librerías)