4.- TERCERA PARTE: EL ESTUDIO DE COMPOSICIÓN Y GRABACIÓN PERSONAL. ASPECTOS PROFESIONALES
Alejandro Román dedica a explicar pormenorizadamente el material tecnológico con el que poder trabajar (ordenadores, software, monitores de vídeo, micrófonos...), así como aporta consejos muy útiles sobre colocación y aprovechamiento de espacio.
Secuenciadores, instrumentos virtuales, sintetizadores y uso de plantillas orquestales
Avisa Román sobre la importancia de elegir de buen principio un secuenciador lo suficientemente potente y efectivo ya que más tarde suele ser difícil cambiar de plataforma, ya que hay que acostumbrarse a ella y lleva tiempo hacerlo (p. 269). Respecto al uso de instrumentos virtuales comenta que permiten un alto grado de proximidad a los instrumentos reales y por ello son utilizados para realizar maquetas e incluso, en muchos casos, para producir música completamente acabada cuando el presupuesto no da acceso a la grabación en estudio (p. 274). Finalmente, de las librerías instrumentales profesionales recuerda sus precios elevados, puesto que es necesario realizar grabaciones con intérpretes, llevar a cabo el sampling y todo el desarrollo posterior. Pero informa que es cada vez más común que las compañías desarrolladoras ofrezcan librerías de instrumentos virtuales con suscripciones mensuales o anuales. Todo ello, en cualquier caso, permite crear maquetas que mostrar al director: Román es muy detallista en lo que son las explicaciones de cómo hacer las plantillas y las maquetas.
Este apartado explica el uso de los programas editores más empleados en la actualidad: Sibelius y Finale, a los que se añade Dorico. En el rango de programas de software libre, destaca MuseScore.
Formas de trabajo. Procesos de composición, consejos y aspectos prácticos
Este es otro de los apartados realmente interesantes y útiles para ayudar a los compositores emergentes a sacar mejor partido a sus recursos y tiempo. Se explican las formas de componer, de planificar la grabación y de grabar. Luego se detallan consejos sobre los siguientes aspectos:
Yo añadiría un consejo número 10: elabora un guion musical, por si puede servir para convencer al director. Puede que el director no tenga las ideas claras, o puede que las tenga pero sean manifiestamente confusas o incorrectas. Un compositor no debe aceptar como buenas todas las indicaciones del director, y si es verdaderamente profesional y no un mero sirviente pelear por salvar el barco. Un guion musical es la arquitectura dramática y narrativa musical de todo el filme. E insisto con el lema que siempre he mantenido: el compositor que no propone, es el compositor que obedece.
En este apartado Román insiste en la importancia de ser abierto y aceptar otras funciones (orquestador, arreglista, etc). También da consejos sobre la elaboración de tarifas y preparación de presupuestos, informa sobre la propiedad intelectual (derechos de autor, copyright y derechos conexos), los tipos de contratos (el de composición, el de edición y el contrato discográfico), así como la organización del equipo de producción musical y las herramientas para la promoción y la autopromoción, incluido el poder tener un agente.
(continuará)
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