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LOS SETENTA (XI): BRITÁNICOS NACIONALES E INTERNACIONALES

09/09/2021 | Por: Conrado Xalabarder
HISTORIA

Capítulo anterior: Los setenta (X): Italianos nacionales pero no internacionales

Tras las convulsiones provocadas en Gran Bretaña por el Free Cinema, todo volvió a una cierta normalidad y el cine del país recuperó su aspecto más tradicional. John Addison volvería a trabajar con Joseph L. Mankiewicz en Sleuth (72), con una banda sonora que arrancó y terminó con un tema de aire circense y guiñolesco. Fue también jovial en Joseph Andrews (77), en una línea barroca desenfadada similar a la que había aplicado en Tom Jones (63), con el mismo director, Tony Richardson. En A Bridge Too Far (77), de Richard Attemborough, firmó una de sus mejores creaciones. También Richard Rodney Bennett alcanzaría importantes logros en la presente década volviendo a los esquemas tradicionales. Su partitura para la superproducción Nicholas and Alexandra (71) fue esplendorosa y hermosa, sensibilidad que también quedó patente en Lady Caroline Lamb (72), partitura elegíaca y desgarradoramente romántica. Otro de sus máximos exponentes fue Murder on the Orient Express (74), con un imponente vals como tema principal. Más adelante abordaría una vertiente más clásica, con la partitura de Equus (77), con un triste y bello adagio. Por fin, en Yanks (79), sobre la relación sentimental de tres soldados norteamericanos con tres jóvenes inglesas durante la Segunda Guerra Mundial, aplicó una banda sonora de belleza romántica con un radiante tema principal.

Ron Goodwin trabajó con Alfred Hitchcock en Frenzy (72), cuya partitura había sido inicialmente encomendada a Henry Mancini. Goodwin escribió un flamante y retentivo tema principal, al igual que hizo en la épica Force 10 from Navarone (78), su otro trabajo destacable en la década. Los setenta sirvieron también para conocer a John Scott, que se inició como clarinetista e intérprete de jazz. En los sesenta hizo cine, con filmes como A Study in Terror (65) o algunas comedias, pero en esta época se haría cargo de proyectos de mayor envergadura, como Billy Two Hats (73) o Antony and Cleopatra (73), película que, aunque fue un sonoro fracaso, evidenció su habilidad con la música sinfónica y la belleza de sus melodías. Otro compositor británico importante fue Roy Budd, que en su breve incursión en el cine abordó diversos géneros y estilos, componiendo músicas sinfónicas, jazzísticas o melódicas, con especial habilidad en el uso del piano. Hizo la dramática música de Soldier Blue (70) y luego varios títulos policíacos, como Get Carter (71) o The Marseille Contract (74), y participó en el género de aventuras en Kidnapped (71) o en The Wild Geese (78), con poderosos temas principales.

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