Continuamos repasando y comentando el curso Danny Elfman Teaches Music for Film, impartido desde la web MasterClass por el compositor norteamericano.
13.- Changing Your Approach: Milk (Cambiando el acercamiento: Milk) Duración: 5:19
Danny Elfman dedica este capítulo a Milk (08), de Gus Van Sant. Explica que el primer impulso del director fue una banda sonora operística, porque al protagonista le gusta la ópera. Escribió entonces música operística, pero en cuanto la aplicó vio que no funcionaba, y el propio Van Sant admitió que eso no había sido una buena idea. La música que acabó haciendo y que acabó funcionando fue la antítesis de aquella idea: una música con algo de jazz subyacente, con un aire improvisado, menos estructurado.
Gus y yo comenzamos analíticamente con el personaje: tenía que ser como ópera porque a él le gustaba la ópera, era una parte importante de su vida, así que teníamos que hacer ópera. Eso es ser analítico. No funcionó.
Por el contrario, comenta Elfman, examinaron las escenas románticas del protagonista, y sus escenas cotidianas, y estaban hechas de un modo muy expresionista. Así pues comenzó a pensar en una armonía más disonante, con un tema que no se usó muchas veces, tan solo tres en toda la película. Explica que no le gusta que en el final de la película aparezca un tema que no se haya escuchado antes, repentino, sino que tenga una cierta implantación temática.
14.- Chasing a Moving Edit (Tras un montaje cambiante) Duración: 11:01
Explica que ya en Pee-Wee's Big Adventure (85) aprendió lo importante que es entender el ritmo que se marca desde el montaje porque ahí tuvo a un buen montador, Billy Webber, y que gracias a su trabajo encontró intuitivamente el ritmo.
Pero no es algo tan mágico, pues cuando tienes un primer montaje, en las próximas ocho o diez semanas la película se va a ajustar, y ajustar y volver a ajustar, y habrán visionados, y tras los visionados llegarán notas donde te piden que vuelvas a hacer una escena, y entonces te das cuenta lo difícil que es hacer que funcione.
Esto sucede, por ejemplo, porque se hacen muchos pequeños cortes que provocan que haya desincronía y desajuste con la música, y el tempo desaparece. Explica que este problema no lo sufren los artistas del sonido, pero sí los compositores y califica ese problema como ocasionalmente desesperante.
En una escena de acción no hay tanto problema porque no se compromete seriamente la música, pero sí es un problema enorme con las composiciones temáticas, cuando tienes una melodía y funciona pero entonces recortan unos segundos.
Cuando sucede no que ya recorten la escena sino que la cambian por completo, comenta que se podrían tomar fragmentos de la música, recolocarla y quizás escribir algunos segundos de más música, pero puede ser una experiencia muy difícil y pesadillesca unir esos fragmentos sin que se note que ha habido un corte, y llega a un cierto punto en el que prefiero reescribir el maldito tema.
Elfman dedica este apartado a hablar de la sincronización de la música en la película. Obviamente, comenta, depende del tipo del film puesto que no es lo mismo el marcaje en una película de acción que en un drama donde hay hermosas creaciones que no se sincronizan con las acciones. Recuerda el sistema antiguo, el de los clics, y se felicita de haber comenzado con el final de ese sistema porque siente que sería terrible para él: dicen que la música y las matemáticas tienen una relación muy estrecha. Bueno, para mi no, soy pésimo con las matemáticas, no tengo esas habilidades, y nunca me han sido ni un problema ni un impedimento. Nunca he necesitado las matemáticas, y la razón es que la intuición es la que te dice y te hace sentir lo que ha de pasar.
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Nuestro comentario:
La anécdota que relata Elfman en torno a Milk demuestra que, al contrario de lo que el compositor afirma, tanto él como el director sí fueron analíticos: ¡cómo no lo iban a ser si finalmente crearon una música que se adecuaba al carácter y la personalidad del protagonista! Lo que sucede, y lo he comentado varias veces en MundoBSO, es que eligieron. Podían haber puesto música operística y como consecuencia habrían anulado los aspectos íntimos y emocionales de Harvey Milk y darle un aura de impostada trascendencia que lo haría incluso ridículo. Hicieron muy bien en desestimar esa idea. Pero la música finalmente hecha sigue el patrón de la música analítica, en tanto les ayudó a construir el personaje: la música es Harvey Milk.
Respecto a lo de que no le gusta que en el final de la película aparezca un tema que no se haya escuchado antes, creo que lo que pueda gustarle o no tiene muy poca relevancia: a quien ha de gustarle es a la película y podría ser que, efectivamente, un tema no conocido aparezca repentinamente para dar un giro o un final inesperado. Es buena, y tan necesaria, la implantación temática, pero nada es descartable en el cine si es útil para la película.