LECCIONES DE MÚSICA DE CINE. CAPÍTULO 59: MÚSICA PARA SOLAPAR, MÚSICA PARA SILENCIAR
En este capítulo 59 de la serie mostramos una escena del filme mudo The Big Parade (25) donde un tema solapa a otro hasta que este finalmente se impone.
En 1925 (nada menos que 95 años ya) se estrenó The Big Parade (El gran desfile en España), película muda de King Vidor ambientada en la Primera Guerra Mundial que fue un monumental éxito de crítica y público. Parte de ese éxito se debió a la cercanía del filme con el conflicto, que había finalizado solo siete años antes, pero también porque es una película magnífica, intensa, hermosa y dramática. Explica una historia cercana y universal: un joven se alista para combatir; en Francia conoce y se enamora de una muchacha, pero ambos deben separarse cuando él parte para el frente… Es una película que en su momento tuvo para la exhibición en directo música de un compositor llamado David Mendoza, de la que nada sabemos. Seis años después se reestrenó con una nueva partitura, del ahora olvidado pero entonces muy prolífico William Axt, que escribió un bellísimo tema de amor que Carl Davis aprovechó para la banda sonora que compuso en 1988, más de sesenta años después, la música con la que ahora se exhibe la película.
Hay una escena que es una maravilla tal y como está resuelta musicalmente, una lección de cine y ejemplo formidable de la importancia dramática de la música no solo en lo musical sino especialmente en lo cinematográfico. Con seguridad no fue planteada así en la versión de 1925, probablemente tampoco en la de 1931. En esta escena el protagonista marcha hacia el frente y su amada le busca entre la multitud, hasta que ambos se encuentran y pueden despedirse. Como acompañamiento sonoro Carl Davis incluyó la célebre canción patriótica Over There de la Primera Guerra Mundial, y es bastante probable que esta música se escuchara también en 1925. Davis también incluyó el tema romántico que compuso William Axt en 1931, que seguramente también sonaría en esta secuencia, pero con seguridad no del modo y forma que tiene en la versión de 1988.
Veamos la escena:
Es difícil hacer tanto con tan poco. Una escena maravillosa que, aunque no fuera la original ni la pensada por el director, cumple con creces con su cometido.