La mayor parte de los cinéfilos saben que The Exorcist (73), de William Friedkin, tuvo inicialmente una banda sonora firmada por Lalo Schifrin, pero que sería rechazada y sustituida por la que todos conocemos. Antes de Schifrin, sin embargo, el director mostró mucho interés por contar con Bernard Herrmann para la película, dado lo mucho que le admiraba. Pero entre ambos hubo problemas. Friedkin lo explicó así:
"Bernard Herrmann vino desde Inglaterra. Le mostré un primer montaje de la película y le encantó. Quiso hacerla, pero dijo que no trabajaría en California, no le gustaban los músicos de California. No quería trabajar en Hollywood. Ya había pasado por todo eso y quería mandarlo al infierno. Tenía que grabar en Londres y tenía que conseguir la iglesia St. Giles pues ofrece el mejor sonido. Yo creía que era una idea maravillosa si tuviéramos seis meses para acabar el filme y dejar que me mandara la partitura por correo... pero estaba haciendo cambios constantes en la película y quería doblarla en Nueva York porque ahí son todo facilidades. No podía estar en Londres y en Nueva York, así que tuve que renunciar a Bernard Herrmann."
Christopher Palmer, buen amigo y colaborador del compositor, aporta una versión diferente de lo que pasó. Según él:
"Bernard Herrmann odiaba la película y no quiso hacerla realmente. William Friedkin quería crédito como co-compositor y director musical y un porcentaje de los derechos de autor musicales. La idea era que Herrmann se reuniría con Friedkin para ver lo hecho en el día anterior, y Friedkin -que no sabía nada de música- le daría indicaciones. Por otra parte, Bernard Herrmann jamás hizo comentarios tan disparatados sobre los músicos de Los Ángeles. Quería grabar en St. Giles por la peculiar acústica del lugar y por su órgano. William Friedkin hizo objeciones porque decía que no quería música católica en su película. Friedkin le dijo entonces a Herrmann que en su idea estaba tener una banda sonora como la de Citizen Kane (41), a lo que Herrmann le contestó que no veía ni el más remoto parecido entre Kane y The Exorcist y que no se sentía obligado al respecto".
Larry Cohen, con quien Herrmann trabajaría inmediatamente después en It's Alive! (74) explicó que Friedkin también le dijo a Herrmann que quería que le entregara una banda sonora mejor que la de Citizen Kane, a lo que el compositor le respondió: ¿Y por qué no haces tú una película mejor que Citizen Kane?
Hay incluso otra versión sobre lo sucedido que es mucho menos diplomática. Cuenta Friedkin lo que hablaron cuando Herrmann salió de la sala de proyección tras ver por vez primera el filme:
-Quizás pueda ayudarte con esta porquería, pero tendrás que dejármela y ya veré si se me ocurre algo.
-¿Dejártela?
-Sí, y cuando acabe te mandaré por correo una partitura
-¿No te interesan mis aportaciones ni mis ideas?
-Oye, chico, ¿tú cuántas películas has hecho? Yo llevo escribiendo música cuarenta años.
-Amo tu música, pero estoy demasiado cercano a esta película como para que tú, o cualquier otro, me envíe una partitura por correo.
-Deja que te diga algo. Elimina esa primera escena en el desierto. No la entiendo y nadie la entenderá tampoco. La película no empieza hasta que se ve a esa niña en su habitación.
-Por curiosidad, ¿qué tipo de música crees que necesita el filme?.
-Hay una iglesia medieval llamada St. Giles Cripplegate, en el Barbican Center. Tiene un órgano increíble y unas acústicas preciosas. Allí es donde grabaría la partitura.
-¿Un órgano de iglesia para The Exorcist? No lo quiero...
Y ahí se terminó la conversación entre ambos. Tras difuminarse la posibilidad de colaborar juntos, el director acudió a Schifrin y le pidió una banda sonora camerística, pero según explica Friedkin:
"El primer día de grabación apareció con unos ochenta músicos, muchos tocando instrumentos eléctricos. Había cuatro o cinco percusionistas. No iba a ser música de cámara. El primer tema que preparó era estridente, percusivo y muy ruidoso, no tenía nada que ver con lo que habíamos hablado, pero todos los músicos aplaudieron cuando terminó. Le llevé a un lado y le dije Lalo, esto no es lo que te pedí. Parecía sorprendido. ¿Qué pasa?, preguntó. Es demasiado grande -dije- ahogará los efectos sonoros y los diálogos. Fuimos a la sala de control y pidió al ingeniero de grabación que reprodujera las pistas. Casi hacen estallar los altavoces. Ya veo el problema, dijo, y bajó el volumen: ahora sonaba como si ochenta músicos tocaran más bajo. Era completamente inapropiado para la película. Negué con la cabeza: Esto no va a funcionar.
Cuando Shifrin se negó a cambiar nada, Friedkin prescindió de él y por las premuras del tiempo regresó a las pistas temporales que había empleado en el primer montaje y añadió algunos temas adicionales, entre ellos el que se convertiría en el tema principal de la banda sonora, el Tubular Bells de Mike Oldfield.
El compositor aportó su versión de los hechos:
"Es una de la experiencias mas desagradables que he tenido en mi vida (...) Lo que ocurrió fue que el director, William Friedkin, me encargó escribir el trailer de la película, seis minutos que están grabados en la edición de Warner. La gente que vio el trailer reaccionó de manera muy negativa porque las escenas eran tan fuertes y terroríficas que el público iba al baño a vomitar. La verdad es que estaba muy bien hecho, pero la combinación de sus imágenes, que eran muy fuertes, y de mi música que del mismo modo también lo era, asustó al público. Entonces los responsables de la Warner Brothers le dijeron a Friedkin que cuando yo hiciera la música para la película tenía que ser menos dramático, que no se me fuera la mano. Yo perfectamente podría haberlo hecho, es fácil, pero Friedkin no me dio el mensaje. Y además creo que lo hizo a propósito. Tuvimos un incidente con anterioridad que no tenía que ver con la película y creo que quiso vengarse, esa es mi teoría. Esto lo digo por primera vez, porque mi abogado me recomendó durante muchos años no decirlo, pero ha llegado el momento de que se sepa. Lo que ocurrió fue que entonces yo hice la música para la película en la misma dirección que el trailer. Además cuando hice el trailer, Friedkin estaba en el estudio de grabación y me felicitó por ello. Así que yo creí que ese era el camino. Al no darme el mensaje, yo hice mi trabajo y cuando la entregué él no la utilizó, aprovechando lo que habían dicho los responsables de Warner".
Más adelante Friedkin negaría en un tuit que Schifrin compusiera nada para un trailer. Y también diría sobre el compositor: Nunca me planteé poner música a los mayores momentos de la película, pero él sólo quería los grandes momentos de la película para ponerles música.
Fuentes: