Cuatro socios, fundadores de una exitosa empresa, son pillados desviando fondos a un paraíso fiscal. Un mediador tratará de ayudarles a decidir a quién echarán la culpa del fraude.
Banda sonora de escasa presencia en el filme: teniendo presente que el compositor es co-productor, resulta llamativo pero plenamente justificado, dado que el relato se sustenta en la puesta escénica, los diálogos y los actores, en un espacio cerrado donde hay poco sitio para la música. Esta hace acto de presencia funcionando prácticamente como cortina sonora entre actos, al principio y también al final. Y aunque intenta generar cierta toxicidad en el ambiente, no acaba de lograrlo ni encontrar su sitio.