Dos primos viajan a Polonia tras la muerte de su abuela para ver dónde vivió ella antes de la Segunda Guerra Mundial y comprender de dónde viene su familia, incorporándose ambos a un tour sobre el Holocausto.
No hay música original en este filme sino abundante música clásica, principalmente de Chopin, aplicada con fines orgánicos bastante obvios: dos norteamericanos haciendo un tour turístico por las antiguas tierras que vieron nacer la música del compositor pero también el horror. Más allá de eso y de darle a la película ciertos aires académicos, a lo Woody Allen, no hay mucho más que la reiteración y sobreutilización de unas músicas que acaban siendo reiterativas, meramente estéticas y ambientales, e impostadas.