A una banda de delincuentes se les ha encargado secuestrar a una bailarina de doce años, hija de una poderosa figura del inframundo. Pero sus captores comienzan a desaparecer, uno por uno, y descubren que la pequeña niña está mostrando su verdadera naturaleza.
El compositor aplica un divertimento sin mayor trascendencia con música que sigue las pautas usuales en el género de terror, para impactos y el frenesí. Se destaca por el tema principal, una melodía inocente para la niña, de la que no se saca gran provecho pese a sus momentos donde se retuerce, y por el uso de El lago de los cisnes, de Chaikovski, también pervertido y asimismo poco aprovechado.