Serie televisiva sobre la investigación de unos crímenes que enfrenta a un respetado maestro jedi con una peligrosa guerrera de su pasado. A medida que surgen más pistas, se adentra en un camino en el que fuerzas siniestras revelan que no todo es lo que parece.
El compositor pone todo su empeño en seguir y ser leal al legado de John Williams en la saga galáctica con una extensa creación para las acciones y las emociones, con música sinfónica épica y ortodoxa, pero también más innovadora, disonante y atonal, especialmente ante los nuevos planetas, especies y personajes que se incorporan. Mantiene así un equilibrio entre lo tradicional y lo no tradicional, y el catálogo de temas es muy amplio. Entre los más destacados, el de Osha, que aparece cuando se siente vulnerable, en momentos muy íntimos. Su hermana gemela Mae tambiém tiene música, percusiva por su vinculación con las artes marciales, es muy percusiva. También es notable el tema de Sol, que representa sus aspiraciones de justiciero, y el contratema del villano Qimir, siniestro y progresivamente más macabro.
Pese a las carencias de la serie, y sus limitaciones, el compositor aporta una creación que sí está a la altura de lo exigible. Pero hay una importante mancha: los primeros seis episodios concluyen en créditos con música coherente con la que ha empleado en cada uno de ellos. El séptimo, sin embargo, se cierra con una terrible canción, Power of Two (perpetrada por Victoria Monét y D’Mile, pero con la colaboración de Abels). Lo que se canta alude a las gemelas Mae y Osha, que ambas en algún momento fueron confundidas y que pueden sentirse avergonzadas por las acciones de la otra. Es un texto coherente pero el estilo musical pop resulta inapropiado y muy poco respetuoso. Y sobre todo innecesario.