En un intento por alcanzar Europa un niño y su hermana esperan para colarse en las bodegas de un avión; un activista contempla la terrible imagen de un elefante muerto y sin colmillos; en Melilla un grupo de guardias civiles se prepara para enfrentarse a la furibunda muchedumbre de subsaharianos que ha iniciado el asalto a la valla. Tres historias en las que ninguno de sus protagonistas sabe que sus destinos están condenados a cruzarse.
El compositor aplica una hermosa creación que aplica para unificar y crear sinergias y vínculos emocionales entre las tres historias antes incluso de que estas se crucen. Un notable tema principal, sencillo, directo y transparente sirve para cumplimentar ese propósito y estructurar el resto de una banda sonora que saca provecho de lo étnico. Mucho más consistente en su tramo final que en la primera hora del metraje, donde sustancialmente se limita a poner música étnica en diversas escenas.