Una mujer reflexiona sobre la alegría y melancolía de unas vacaciones que tomó con su padre veinte años antes. Los recuerdos reales o no, llenan los espacios mientras intenta reconciliar al padre que conoció con el hombre que no conocía.
La banda sonora de esta película ayuda a ensamblar los fragmentos de los recuedos que constituyen el argumento, con música nostálgica, intimista y emotiva. Su minimalismo refleja el resplandor de la memoria, giraen torno a una figura de cuerda repetitiva, superpuesta con reverberaciones, es sobria pero cálida y luminosa.