Tras ser abandonado por su rica esposa, un hombre malvive tocando el acordeón y, tras ser agredido, queda desfigurado surgiendo dentro de sí otro personaje que encuentra el valor para volver a seducir a su mujer.
Exceptuando los créditos iniciales y finales, un hermoso tema sencillo y melancólico, la música incidental adopta una posición muy pasiva, neutra, convencional como la propia vida del protagonista, y poco a poco va cambiando, paralelamente a la evolución del personaje. Cuando aparece su otra personalidad, aparece también la verdadera música de la película. Así, se pasa de lo patético, con rasgos incluso cómicos, a una música más dramática.