Cuando tres amigos de la infancia saben de la muerte de un cuarto y asisten a su entierro, les comunican que este les ha preparado una apuesta póstuma: ganará su herencia millonaria el que logre más audiencia en televisión hasta final de año.
El compositor aplica una agradable, desenfadada y estilísticamente variada partitura sinfónica destinada tanto a realzar la comedia como a mantener constante un animado espíritu vitalista y festivo, con cierto tono de farsa, particularmente en su poderoso tema principal, que aporta un cariz de impostada grandilocuencia.