Spin-off de The Conjuring (13). Un marido encuentra el regalo perfecto para su mujer embarazada: una preciosa muñeca que lleva un vestido de novia blanco. Sin embargo, la alegría no dura mucho: durante una noche una secta satánica invade su hogar y los atacan brutalmente. Conjuran a un ente la muñera que ahora es… Annabelle.
Como ya hiciera en The Conjuring (13), el compositor aplica nuevamente música ambiental y atmosférica que le sirve para recrear un entorno claustrofóbico y asfixiante, en el que evita el concretizar el rostro de la amenaza. Lo hace una vez más de modo elaborado, lo que ayuda a magnificar el poder del mal. La parte melódica es aquí algo más turbia y desoladora, pero al menos deja que se abra un cierto margen a la esperanza. Pero sin resolución explícita.