Cuando un hombre se separa de su mujer, una escritora de best-sellers, decide afrontar su sueño: escribir una gran novela. Pero no tiene talento ni imaginación. Guiado por su profesor de escritura indaga en los pilares de la novela, hasta que un día descubre que la ficción se escribe con la realidad.
Por Juan Sebastian Migliorelli Falcone
El Autor o destaca por tener una extensa banda sonora que nos hable de los personajes o las propias relaciones entre los protagonistas, sino todo lo contrario. El propio director admitió que buscaba algo diferente: Quería aportar una mirada mucho más libre que llevara la historia un poco más allá de lo que yo había pensado, decía él mismo en una entrevista con el HuffPost . En este filme se juega mucho con los silencios, con el sonido ambiente y con lo que el director quiere que escuchemos. Que reflexionemos sobre el pensamiento del protagonista, sus dificultades para entender su alrededor y poder narrarlo.
El protagonista de la película, Álvaro, no destaca como escritor por tener grandes ideas que hagan que sus tramas tengan un gran fundamento. Y, desde mi punto de vista, creo que en gran parte es por el vacío existencial que le genera su falta de talento y sus carencias para analizar su mundo interior. Por ende, podemos decir que El Silencio será uno de los temas principales de la banda sonora, que protagonizará toda escena dramática, nos mantendrá en tensión y en constante alerta.
La película arranca con un tema inicial mientras vemos los títulos de crédito, Algunas Veces. La canción está interpretada por el gran José Luis Perales y compuesta por él mismo junto a su hijo, Pablo Perales. La consideramos determinante para entender la película, ya que nos introduce por completo el filme y al protagonista con su letra y su melodía. El tema es original y nos habla de la soledad que uno puede sentir, aun estando acompañado, y del placer de estar solo junto a la compañía del silencio. Una clara referencia al porvenir, a los sentimientos de Álvaro y a su manera que va a tener de centrarse en la novela que quiere escribir.
Desde que arranca la película estamos casi una media hora sin volver a escuchar una sola nota musical. El Silencio es el protagonista. Álvaro está totalmente perdido, fuera de sí en el trabajo, con una inestabilidad emocional que no le permite encontrar el rumbo novelístico y con celos de su mujer, que acaba de recibir el premio por su best-seller. La falta de inspiración le hace escribir historias sin mucha trascendencia y no encuentra el camino a seguir. Es en una de sus clases en las que asiste como alumno que el profesor le da las
indicaciones de “Vivir, mirar, escuchar.”, refiriéndose a cómo tiene que centrar su tarea de escritura: el arte de saber ver lo que pasa en la vida de las personas, vivirlo y sentirlo como ellos, escuchar qué dicen y, posteriormente, redactarlo con pasión.
Nuestro protagonista decide salir a calle, mirar a su alrededor y mostrar su fijación en escenas de la vida cotidiana. Analiza las personas, sus actitudes, las charlas y las miradas. Y es entonces cuando empieza a sonar El Tema de la Novela, el tema principal y el único tema que escucharemos durante toda la película. Interpretado con un piano como instrumento principal, nos encontramos un tema incidental , ya que sólo lo oye el espectador, necesario , ya que es esencial para entender la trama, e individual , porque lo atribuimos a la novela de Álvaro, y cada vez que lo escuchemos es porque la novela estará desarrollándose y trascendiendo. Encontraremos una fuerte empatía dentro del tema, y se irá transformando a lo largo del film para adaptar diferentes formas que nos sugieran diferentes conceptos.
En esta primera escena que aparece, la melodía es poco conclusiva, sin rumbo, inestable. Y es que lo que está viendo, en la escena, no le convence. Volvemos a escuchar el Tema de la Novela a los 50 minutos de película. Pero su mensaje es totalmente distinto: Nuestro protagonista acaba de dar un paso en adelante hacia la redacción de su obra. Se acaba de acostar con la portera de su edificio, que conoce todos los cotilleos sobre el vecindario. Esa mujer es un nido de información para Álvaro y será la que ponga los primeros fundamentos de las historias que van a conformar la trama. Gracias a ella, establece relación con el vecino del tercero, consiguiendo que se topen para que empiecen a jugar al Ajedrez de forma conjunta, y con su vecino de enfrente, quien tiene problemas laborales y él va a ejercer como abogado de confianza para poder meterse en su vida. Álvaro se presenta como una ayuda tanto para unos como para otros, pero realmente su egoísmo y su obsesión por la literatura harán que actúe con el fin de darle más emoción a su historia en vez de ayudarlos en su vida personal. La música en este momento es alegre. Se introducen percusiones y el bajo y nos hace sentir que la novela empieza a caminar, que los fundamentos están puestos y el objetivo de Álvaro se empieza a desarrollar.
Volvemos a escuchar El tema de la Novela mientras vemos a Álvaro escribir. En este caso, la música la escuchamos en su máximo esplendor. Obviamente nos hace ver que fluye, que la historia camina, tiene sentido y el protagonista está realizando una buena labor. El piano suena intensamente, con confianza. Su sueño se está haciendo realidad. Aunque le hayan echado del trabajo engañándole, él confía en la labor que está haciendo y sabe que puede seguir adelante. El Tema de la Novela se vuelve puramente romántico e insinuador cuando una de las vecinas tiene un dilema amoroso. Este dilema se lo está planteando a nuestro protagonista, y este sabe que detrás de sus palabras hay una declaración de intenciones hacia él. Sin embargo, la respuesta no la da pensando en él como persona, ya que en todo momento está pensando en el bien de su historia. Él sabe que si se separan, perderá a parte de los personajes y en este momento álgido de su relato es lo que menos necesita.
La música vuelve a sonar, pero esta vez con un tono más conclusivo, empezando a dejar de caminar y a quedarse sin ideas, y finaliza con un diminuendo que la deja colgada en el aire. Justo aquí, Álvaro tiene totalmente asumido que ha perdido a dos de sus personajes principales de su obra, y no sabe cómo seguir. El fantasma del fracaso le atemoriza y ve que su historia se va a quedar en el aire. Ya por última vez, al final de la película tenemos un clímax en el que concluye El Tema de la Novela que suena tal como sonaba cuando la escuchamos en su máximo esplendor, en el medio de la película. La historia parecía ser que había salido como él quería.
La película finaliza con otra canción del gran Jose Luis Perales. El tema nos habla de la vida, del azar y de lo importante que es reponerse después de la tormenta. Un pequeño resumen de la aventura de Álvaro, reflejada en las notas del piano, que le lleva a un final totalmente inesperado, pero que le sirve para poder seguir escribiendo y cumpliendo su sueño de ser un escritor de novela literaria.