El periodista Tintín y su perro Milú descubren que la maqueta de un barco contiene un secreto explosivo. Con la ayuda del capitán Haddock viajará por medio mundo para hallar el lugar donde descansa un navío hundido que puede contener una cuantiosa fortuna.
La esperada nueva colaboración del compositor con Spielberg evidencia, como no podía ser de otra manera, que el compositor no ha perdido ni un ápice de la vitalidad, energía y por supuesto el talento con el que tanto ha engrandecido el cine norteamericano durante varias décadas. Esta obra no hará historia, ni en la trayectoria en común con el director ni desde luego en la extensa carrera del compositor, pero incluso así su nivel es estupendo, lo que obviamente no sorprende en su autor.
El compositor no edifica su creación con una estructura temaria fácilmente reconocible por el espectador (temas para personajes, tema principal, centrales y quizás contratema) y, de hecho, el protagonista no tiene tanto una melodía identificativa como una música que le acompaña para sumergirlo más en el devenir de las aventuras, a modo de referencia. Esta melodía, que es el tema principal, empatiza con él, pero no le fortalece y además implica con ella a otros personajes. Se trata de un simpático tema de aires barrocos y jazzisticos, desenfadado y afrancesado, que aporta una deliciosa frescura, inocente e incluso frívola. Al perro Milú, por su parte, sí le otorga una dinámica melodía liderada por un fantástico piano y que, una vez presentada, aplica en distintas ocasiones, casi siempre de modo dinámico.
Esta banda sonora se estructura alrededor de dos niveles dramáticos, de dos colores, que aquí sí son de gran fortaleza: el primero es el que concierne a lo aventurero, es positivo y optimista, aglutina las melodías mencionadas y otras similares y también incorpora un tono humoristico y desenfadado. El segundo nivel dramático engloba la música de acción, enérgica y seria, y es el tipo de música que ya se ha escuchado tantas veces en secuencias de acción o persecuciones en tantos filmes de aventuras hechos por el compositor. Música de refuerzo, espléndidamente ejecutada, aunque quizás en exceso presente, tanto como para quitarle espacio a la música del primer nivel, que es de mayor personalidad.
Esta es una banda sonora festiva y espectacular, pero básicamente sirve para el acompañamiento circunstancial, no para elevar a personajes o conceptos concretos al territorio de la música, algo que aquí solo queda tibiamente apuntado, y resulta insuficiente y desequilibrado. Lo cierto es que es una manera de no comprometer el discurso de los compositores que se hagan cargo de las secuelas.
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