Tercera entrega de Bad Boys (95), en la que los protagonistas vuelven a patrullar juntos en un último viaje.
Este no es más que un divertimento musical con destacada producción que saca partido máximo del aura de Hans Zimmer para dinamizar y dar vigor al filme. Es una banda sonora de acción, enfática, con destacado tema principal del que se obtiene buen provecho. No es ni pretende ser una creación artística, dramática o narrativa: es simplemente fuegos artificiales, espectáculo pero al menos bien hecho.