Una cantante de ópera es secuestrada como rehén cuando un rico empresario la invita a actuar para él en Sudamérica.
Banda sonora dramática y ambiental, con tranquilas melodías que aportan un tono moderadamente nostálgico pero que no acaban por formar un discurso o una narración en lo que es el devenir del filme. De esta manera, acaba por ser una creación sustancialmente estética, en la que se destaca la puntual participación de una soprano.