Adaptación de la novela de Toni Morrison ambientada en los Estados Unidos posteriores a la abolición, sobre dos esclavos que se reencuentran tras años de separación y en cuyas vidas aparece una extraña muchacha.
Emotiva partitura en la que la compositora recurre a instrumentación africana, haitiana y brasileña, así como voces étnicas, para otorgar un aire evocador y melancólico a la película. La música, lenta y espiritual, se desarrolla en el filme pautadamente, acompasando siempre un cariz más bien triste.