Serie televisiva sobre unos jóvenes invitados a una fiesta en una isla secreta, organizada por la marca de una nueva bebida. Lo que comienza siendo un viaje excitante pronto se transformará por completo en el viaje de sus vidas. Pero el paraíso no es realmente lo que parece.
El compositor intenta recrear un entorno distópico, aislado, de tensión y opresión amenazante y creciente, mediante el consabido recurso de la electrónica y efectos sonoros atmosféricos que niegan deliberadamente la belleza del paisaje y convierten en hostil el entorno bucólico. En ese contexto marca pautas dramáticas de y para algunos de los personajes, en un contraste entre dos tipos de música que no acaba de funcionar ni consolidarse en primer lugar por la falta de autenticidad y credibilidad en las tramas y en la propia serie, que el compositor no puede mejorar, especialmente en las partes sentimentales, singularmente básicas y pobres. Asimismo la música arranca prometedora, abriendo camino a un recorrido que aparenta ir desarrollándose, abriéndose y creciendo, pero es un camino a la apatía, la reiteración de lo ya expuesto y al vacío.