Un tranquilo pueblo vive una tensa amenaza por parte de unos extraños seres que habitan el bosque que les rodea, pero que no les molestan a cambio de que nadie entre en el bosque. Hasta que un habitante decide saltarse el acuerdo.
Partitura en la que el compositor sigue la línea dramática y cinematográfica que ya aplicara en los otros filmes del director, con música de corte psicológico que va calando poco a poco, hasta establecer un ambiente de explosivo terror. Para ello divide su creación en dos niveles dramáticos bien definidos: por una parte, música plácida y mansa, romántica, para describir el entorno del pueblo y el anhelo de tranquilidad de sus habitantes. Recurre para ello a temas sustentados en el violín y el piano, con un cariz musical cercano a la música del XIX.
Un segundo nivel dramático es la música que surge de las entrañas del bosque, y que se concreta en impactos musicales a modo de temas breves pero contundentes, que van creciendo y tomando forma hasta ser los dominantes. Una lucha de poder que la música expresa impecablemente.
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