Un mecánico trabaja en el mantenimiento de un arca interestelar que mantiene con vida los supervivientes de una Tierra moribunda. Pero un alien capaz de cambiar de forma aparece para acabar con todos ellos.
El compositor firma una elaborada creación ambiental y dramática que intenta insuflar de vida a una película que básicamente está muerta y se convierte así en lo más interesante (lo único, en realidad) de un film que no funciona en ningún aspecto. La música sinfónica y electrónica genera un entorno progresivamente más tenso y claustrofóbico, tóxico, con algunas inserciones dramáticas que enfatizan el desespero y la angustia, en un combate musical donde las tinieblas y la oscuridad se imponen con poderío.