A finales del Siglo XIX una joven madre intenta huir de su pasado mientras es perseguida por un diabólico predicador que ha llegado al pueblo.
El compositor aplica una música turbia, moderadamente siniestra, tanto para recrear un entorno de cierta asfixia y claustrofibia como para remarcar la oscuridad que trae el personaje del predicador. Esta música combate otra lírica y luminosa, de aires místicos, liderada por un bello y frágil tema principal para la protagonista. Hecha con electrónica.