Cuando el ejército de Napoleón averigua que su primera derrota en suelo español se debe a un joven que con su redoble de tambor sembró el pánico entre sus tropas, envía a seis mercenarios para darle caza y cortar su cabeza.
Partitura que se desarrolla más en los terrenos dramáticos que en los épicos o enfáticos, que también existen, y ambos son pincelados de un tono moderadamente oscuro, turbio, con momentos que son algo más luminosos. El compositor emplea coros para dar ímpetu al inicio, voces para recrear un entorno evocador, tambores para enfatizar y engrandecer el poder del protagonista y música hostil para sus perseguidores. Establece una suerte de duelo entre dos facciones musicales aparentemente opuestas que buscan -y en buena medida logran- trasladar al terreno sonoro el conflicto narrado en el filme, otorgándole intensidad y profundidad. Es particularmente brillante en sus partes líricas, muy hermosas, pero algunas concesiones comerciales acaban perjudicando el conjunto.