Tokio se ha convertido en un patio de recreo para un grupo de jóvenes que han perdido a sus familias, actuando como un campo de batalla para las batallas en equipo de parkour mientras saltan de un edificio a otro. Hibiki, un joven más conocido por su peligroso estilo de juego, hace un movimiento imprudente un día y cae en picado en el mar de la gravedad. Su vida es salvada por Uta, una chica con poderes misteriosos que aparece de repente.
Reseña de Gabriel Yong:
Para esta película, que resulta una versión libre del La sirenita de Hans Christian Andersen, el compositor realiza el que por el momento es su mejor trabajo, siendo su música una que apunta a dos frentes: el primero es el de la experiencia, tan defendida por Zimmer, en las secuencias de acción donde la vida de los protagonistas penden de un hilo, con momentos de mucha intensidad y tensión. Pero el segundo frente es el más logrado, siendo este la parte emocional del relato, que resulta de la aparición del tema principal que muestra los sentimientos de Uta por este muchacho que rescató de la muerte. Es un tema que denota pureza y amor a la vez que se integra con las otras músicas conformando varias secuencias muy potentes como la carrera a mitad de la película o en el clímax donde la chica se vuelve espuma de mar en los brazos de Hibiki. Aunque en la escena final la música nos plantea la posibilidad de reunión de estas dos almas ya no en este plano sino en uno muy distante, que escapa a la comprensión humana.