Un hombre resignado a vivir una existencia solitaria conoce a una joven tuerta a la que su novio maltrata y la instala en su casa, sabiendo que está embarazada. Mientras el novio cumple condena en prisión, ambos forman un hogar. Hasta que una noche aparece el exnovio ensangrentado.
Música que se asienta en un espíritu de frágil equilibrio, conmovedor en su forma y elocuente en su fondo: suaviza la tensión argumental y dramática con apacibles y cálidas melodías que arropan a los desolados personajes con singular cariño y delicadeza, logrando convertir las contundentes situaciones en un factor secundario en el contexto de la película, que incide más en el progresivo desarrollo emocional de los tres protagonistas.
Hay temas melódicos individuales para cada personaje, dentro de una línea homogenea en toda la banda sonora, lo que cumple con la finalidad de lograr una expresión unitaria en el largometraje. El recurso orquestal empleado equipara su textura a la de los personajes: si estos son gente sencilla y humilde, la música también lo es: las melodías son escuetas y se confeccionan con un cuarteto de cuerda apoyado por piano y oboe. Se acompaña con la banda sonora de Después de tantos años (93)