Una chica dueña de un potro se hace pasar por chico. Pero para que el caballo llegue a debutar en algún espectáculo es necesario que el ídolo de la muchacha se interese por él.
Aparte del inevitable folklorismo en la música y las canciones interpretadas por Marisol, esta es quizás la mejor contribución del compositor a la filmografía de la actriz, con una excelente partitura que gira en derredor de un bello tema principal y que cuenta con no menos hermosas melodías.