En los últimos años del imperio romano, el general Livio intenta que tanto dentro como fuera de las fronteras haya paz, pero el ascenso del inestable Cómodo al trono lo pone todo en peligro.
Apoteósica partitura de casi dos horas y media de duración en la película, que el compositor sustentó en cinco distintos temas, uno de los cuales, el principal, lo presentó con el uso del órgano, remarcando solemnidad y tristeza. Los aspectos crepusculares del argumento quedaron resaltados en una banda sonora muy melancólica, alejada por completo del prototipo habitual en filmes situados en la vieja Roma. El compositor lo justificó así: «Mi única intención fue la de reaccionar de forma espontánea a los elementos dramáticos que gradualmente empecé a ver y apreciar en la película. Comencé a segmentar los pasajes dramáticos y líricos y me encontré, para mi sorpresa, involucrado no con personajes de hace 18 siglos, sino con seres cuyos problemas eran exactamente los mismos que los presentes y coincidentes con todo drama humano. Esos personajes estaban vivos, cerca de mí. Y entonces comenzaron a surgir las melodías».